"José María Martí Font no se
acuerda, pero cuando yo era un becario de La Vanguardia en Estasburgo
-estamos hablando de finales de los 80- él se dejaba caer de vez en
cuando por temas del Parlamento Europeo o del Consejo de Europa. Era
corresponsal de El País en Bonn y Alemania aún estaba dividida. Ahora
acaba de sacar un libro “Barcelona-Madrid: decadencia y auge” en el que
se atreve a analizar el declive de la capital catalana.
- El suyo es el primer libro
que leo en los últimos años que dice que Barcelona está en decadencia.
(...) en el 87 es la concesión de los Juegos Olímpicos en
Barcelona. Entonces es cuando comienza la gran transformación y
Barcelona se convierte en la ciudad de fama mundial que ahora tiene.
Pero las semillas de esta decadencia, teorizo en este libro, se plantan
muy poco después, cuando Jordi Pujol desmonta la Corporación
Metropolitana de Barcelona, que es la gran máquina que hubiera permitido
a la ciudad convertirse en una metrópoli.
Ahora, Barcelona es a la gran
Barcelona lo que el Eixample es a Barcelona. Ahora no hay una gran
máquina que permita gestionar una aglomeración urbana de cinco millones
de ciudadanos.
- Yo le dije a Jordi Pujol,
durante una visita oficial que hizo a Estrasburgo: “presidente, esto de
eliminar la Corporación Metropolitana de Barcelona creo, modestamente,
que es un error”. Y, evidentemente, no se lo tomó bien.
No, porque no es una decisión tomada por su enemistad o rivalidad con Pasqual Maragall, que lo tenía delante.
- Pasqual Maragall se ve que
también quería crear una bandera y un himno para el Área Metropolitana.
Yo no lo sabía, pero lo leí hace años precisamente en un editorial de La
Vanguardia.
Es muy posible. Esto tiene unas razones mucho más
políticas que personales, porque confronta la gran Barcelona, como gran
ciudad del Mediterráneo, y el proyecto pujolista de la Catalunya ciudad,
en el cual se supone que toda Catalunya es una ciudad y Barcelona es un
problema de macrocefalia.
Pujol crea los consejos comarcales para
acabar con esta gran Barcelona que siempre, desde el siglo VIII, se ha
contrapuesto a la Catalunya Vieja, a la Catalunya carolingia frente a la
Catalunya de hombres libres. Cuando algún alocado dice que los
catalanes somos hombres libres, y los castellanos son feudales me
fascina. Es exactamente lo contrario, excepto en Barcelona. Somos un
modelo carolingio feudal, mientras que Castilla no lo es.
- Es evidente que cuando Pau
Vila crea los consejos comarcales en el año 36 es una Catalunya muy
diferente respecto a la Catalunya de ahora. Yo no he sabido encontrar
nunca, por ejemplo, la frontera entre el Barcelonés -que ahora
finalmente han suprimido- y el Baix Llobregat.
Tiene un efecto demoledor. Los consejos comarcales
son inoperantes en el área metropolitana. Al desaparecer la Corpo -como
se la conocía- el poder se lo reparten los ayuntamientos de las ciudades
de la periferia. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Hospitalet de
Llobregat empezó a actuar por su cuenta y ya no quiere dejar ese poder.
Ahora que ya vuelve a existir el Área Metropolitana de Barcelona no hay
manera de que recupere la funcionalidad, más allá de temas como el agua o
desechos. Haciendo eso Jordi Pujol creó una dinámica que ahora impide
que Barcelona pueda coordinadar su área metropolitana con autoridad. Ada
Colau, cuando tomó posesión, dijo que debía crearse una gran Barcelona
con un alcalde elegido por sufragio ciudadano, pero luego nada más se
supo.
-Usted tiene una teoría que
hubiéramos estado mejor siendo ‘cola de león que cabeza de ratón’ es
decir, que nos hubiera ido mejor a los catalanes participar en el Estado
que no planteando la independencia.
A mí esto de los catalanes no me interesa.
-Pero usted es de Mataró.
Que es la gran Barcelona, aunque cuando nací todavía no lo era, y es la Catalunya nueva.
-Usted en el fondo es un urbanita, un maragallista.
A Maragall también se le fue un poco la olla, como si quisiera hacerse perdonar algo.
-Creo que intentó ocupar el espacio catalanista y desplazar a Convergencia de aquel eje catalanista de toda la vida.
Sí, pero en el intento hizo un pacto con ERC y subió
al barco a sonados notables como Carod-Rovira y otros… y les regaló la
Corpo, TV3… Ahora vemos una Esquerra que en términos relativos nos
tranquiliza porque provaca una cierta distensión. Pensamos: es gente que
al menos se atiene al principio de realidad.
Pero si miramos el
liderazgo de ERC tradicional de toda la vida, ya sabemos… Un partido que
se llama Esquerra Republicana y que de izquierda tiene muy poco,
vagamente socialdemócrata como mucho.
- ¿El declive de Barcelona tiene solución?
Yo lo veo muy difícil ahora mismo. Si hablamos de un
declive, hablamos de un declive relativo. Lo que me interesaba analizar
en el libro era como Madrid y Barcelona han pasado más de un siglo con
una lucha o una especie de pugna por hegemonías muy interesantes, y eso
se mantenía. Y todo cambió de repente. Madrid nunca había tenido un peso
financiero de capital importante como ahora.
Esto es algo que ha
cambiado con la presencia del IBEX 35, con las privatizaciones que
conllevan una gran acumulación de capital. Esto es decisivo para este
gran Madrid, y aquí encima nos permitimos el lujo de que se vayan la
Caixa y el Banco Sabadell: que se vayan decían… Ya no nos queda nada.
Pienso que en Barcelona nadie tiene un proyecto, nadie tiene una idea de
qué quiere hacer en Barcelona.
- ¿Ninguno de los alcaldables tiene un proyecto?
Ninguno. Los alcaldables todos se hacen llamar
maragallistas. Incluso su hermano se llama maragallista, como si él
supiera cómo funciona un ayuntamiento cuando hace veinte años que no
pisa un ayuntamiento, hace ver que él sabe mucho de urbanismo.
- ¿El proceso tiene arreglo?
Esto lo vamos a sufrir durante generaciones porque la
sociedad se ha dividido, porque existen dos millones de procesistas que
no se pueden obviar al igual que ellos intentan obviar que hay más de
un 50% de catalanes que no son independentistas. La gente que no es
independentista no puede hacer ver que estas persones están todas locas,
porque no es verdad y eso es muy difícil. Esta sociedad que vivimos con
las redes sociales con todo el ruido que nos rodea es imposible.
- ¿La decadencia de Barcelona es debido al proceso o el proceso acelerará la decadencia de Barcelona?
El proceso acelera la decadencia de Barcelona porque
el independentismo no se fía de Barcelona, siempre la ha visto como el
lugar donde habitaba el enemigo. Por eso la quieren conquistar para
después colgar su cabeza en una pared como si fuera un león o un
elefante. No he visto ninguno de los candidatos, ni uno que tenga un
proyecto para Barcelona.
Es que no hay ni siquiera proyectos, primero
porque Barcelona ya está hecha y eso es el gran problema del área
metropolitana; en el municipio de Barcelona quedan cuatro cosas por
hacer: la plaça de las Glòries, la Marina que es algo menor… la ciudad
crece de otra manera. Aquí el último gran proyecto que se hizo fue la
llegada del mar al Foro, que bajo mi punto de vista no es un proyecto
muy ejemplar comparado sobre todo con el gran proyecto de la Barcelona
olímpica.
Los grandes proyectos de Barcelona están en Sant Adrià del
Besós, en el Vallès, el Prat de Llobregat, porque esto es Barcelona,
porque la gente que vive en Cornellà cuando viene aquí dice que es de
Cornellà, pero cuando viaja al extranjero dice que es de Barcelona. (...)"
No hay comentarios:
Publicar un comentario