"(...) Lo que en realidad nos pide una gran parte de la izquierda intelectual y
periodística respecto a la inmersión es que hagamos un acto de fe
identitaria.
Si no hay espacio para hablar del bilingüismo, si no puede
haber un debate constructivo, si no se acepta el pluralismo de opiniones
respecto al sistema escolar, si una o dos asignaturas en castellano
equivale a un ataque al catalán y al sistema escolar, entonces hablamos
de algo que no es de este mundo.
Hablamos de un tótem y no de una
práctica escolar que tendrá sus más y sus menos, como todo. Una práctica
de la que podríamos sospechar con fundamento que, ya que es una línea
roja del independentismo, como antes lo fue del nacionalismo, algún
inconveniente tendrá para los no nacionalistas.
Pero si todo esto no se
puede decir, concluimos entonces que la inmersión ha devenido una
cuestión identitaria, tanto como pueden serlo el Caga Tió o las montañas
de Montserrat. Y aquí radica la razón por la que no podemos debatir
constructivamente sobre la inmersión.
Y es que ya no hablamos de una
praxis educativa y su adecuación o no al siglo XXI sino de algo que ha
llegado a formar parte del ser de la catalanidad. Muy posiblemente sin
tener plena consciencia de ello, la izquierda intelectual catalana ha
contribuido a hacer de la inmersión un auténtico tótem identitario que,
como tal, es intocable." (Joaquim Coll, historiador y Mercè Vilarrubias , lingüista y escritora, El País, 08/05/19)
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