"(...) ¿Ve paralelismos entre el Brexit y el referéndum del 1-O y el procés independentista de Cataluña?
Por supuesto que hay paralelismos. Pero me irrita
profundamente que (en el caso catalán) se hable de referéndum. Lo del 1
de octubre de 2017 no fue un referéndum. Fue una gran manifestación
política, con mucho teatro. No sé por qué la gente insiste en utilizar
esa palabra.
Es que los mismos líderes
independentistas siempre han dicho que lo fue. Algunos, incluso,
insisten en que su resultado fue y sigue siendo válido…
Aquí está buena parte del problema, que lo dicen ellos mismos, y también lo dijo Mariano Rajoy
en su momento: lo dicen todos. Pero si desde un comienzo eso se hubiera
visto como una manifestación, con teatro callejero, quizá la respuesta
hubiera sido más moderada.
Si los escoceses hubieran hecho algo
parecido, sin ningún tipo de acuerdo o apoyo en Londres, el Parlamento y
el Gobierno británico se hubieran cagado de la risa de ellos,
dejándoles en ridículo. No mandarían a la caballería.
En la consulta
independentista del 9 de noviembre de 2014 no hubo grandes problemas.
Pero esta vez, el referéndum vino precedido por la aprobación de las
llamadas leyes de desconexión en el Parlament el 6 y 7 de septiembre de
2017. El contexto era diferente…
Sí, fue diferente, pero no fue un referéndum. Un
referéndum de verdad es lo que hicieron en Escocia o en Quebec, donde
todas las partes estaban de acuerdo y el resultado es real, no una
ficción. Volviendo a los parecidos con el Brexit, algo que me llama la
atención de los independentistas catalanes y los brexiteros
es que, como en casi todos los partidos políticos, hay una mezcla de
oportunistas, ambiciosos, cínicos y de soñadores.
Entre los brexiteros hubo un elemento quijotesco, la fantasía de que el sueño se iba a hacer realidad. También ha pasado esto con los independentistas. En cierto modo, los independentistas catalanes se inspiraron en La Mancha, en Don Quijote. Fue quijotesco.
¿Qué piensa de la independencia?
Yo estoy contra la independencia de Cataluña por
muchos motivos. Imagínate que hubiera un referéndum y ganara el
independentismo: sería un Catexit, salir de la UE. Y volver a la UE no es fácil. Quien lo diga, miente: es mentira, un autoengaño. Yo eso no se lo deseo a Cataluña
ni al Reino Unido. Buscar paralelismos es fácil, pero las cosas se
cruzan.
Yo pensaba que el nacionalismo español era un invento de los
independentistas, pero es una realidad, como el nacionalismo inglés del Brexit.
Si te pones a escarbar, no es tan sencillo. Lo que sí puedo decir con
certeza es que en Inglaterra no mandarían a la caballería si pasara algo
parecido, ni se hubiera metido a nadie en la cárcel. Y si lo hubieran
hecho se montaría un pollo descomunal. Todo el país saldría a la calle
para manifestarse. (...)
Visto lo que ha ocurrido, ¿cree que el referéndum es una solución para Cataluña?
Hoy en día lo veo imposible. En un mundo ideal,
categóricamente: si se hubiera hecho un referéndum, si la respuesta de
Rajoy a la gran manifestación de la Diada del 2012 hubiera sido como en
Escocia, hoy no habría problema, porque hubiera ganado el ‘no’ por
goleada. Toda esta estupidez, todos estos jueguitos de esta gente, de
Puigdemont, jugando al independentismo, porque es lo que han hecho…
Ellos juegan y los otros vienen, pero no están jugando, y los meten en
la cárcel.
Y todas estas locuras, este juicio farsa que se está llevando
a cabo, cinco meses para resolver si hubo violencia o no en esa
supuesta rebelión... es absurdo. Todas estas cosas y el daño que se hace
a la economía de España, y toda esta crispación, y el surgimiento de
Vox, y Ciudadanos… todos estos líos se hubieran evitado con un
referéndum. (...)" (Entrevista a John Carlin, Ricard López, Crónica Global, 23/04/19)
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