"(...) El 1-O activó una cadena de decisiones insólita en la
Europa occidental de posguerra: la proclamación de la independencia de
una región y la consecuente adopción de una rara medida constitucional
como fue la destitución de un gobierno elegido por los ciudadanos.
Todo ello, evidentemente, no se hizo pidiendo las cosas por favor.
Es verdad que todo este relato puede impugnarse a la manera Ponsatí. A la manera de esa ridícula consejera de Educación del gobierno Puigdemont
que el 1-O, como la recordó ayer uno de los guardias, estaba arengando a
la multitud y que meses más tarde, prófuga en Escocia, dijo que todo
era mentira y que el Proceso no había sido más que un gigantesco farol.
Y
aún más hay que decir, rebasando a Ponsatí: que el único problema real
es que el Estado -¡qué falta de sentido del humor!- se tragó la farsa
independentista, y ahora así han de verse: rebeldes con causa.
Pero hay que tener los cojones de Toro Sentado para
reconocer que no se está en el banquillo por ser un indio sino por hacer
el indio." (Arcadi Espada, El Mundo, 10/04/19)
No hay comentarios:
Publicar un comentario