12/4/19

Santi Vila: a pesar de las previsiones tremendistas de los convencidos de que el fin de España era inminente, lo cierto es que la primavera ha llegado... tengo la impresión de que en Madrid ya hace meses que han pasado pá­gina y que las noti­cias que llegan del Govern Torra o las mismas informaciones que genera el juicio por el procés cada vez resultan más tediosas, por grotescas y repetitivas...

"Y a pesar de las previsiones tremendistas de los convencidos de que el fin de España y según cómo del capitalismo eran inminentes, lo cierto es que, puntual como los relojes suizos, la primavera ha llegado a todas las casas y, con ella, las calles se han llenado nuevamente de gente, los balcones de rosales y geranios floridos, las terrazas de risas y alegría.  (...)

Si no fuera porque tener a buena parte de los líderes del procés en prisión provoca una pena terrible, resulta una injusticia hiriente, el espectáculo que describen algunos o las declaraciones y gestos que hacen otros nos harían reír, por esperpénticos y desfasados, por impropios de una sociedad evolucionada como la nuestra. 

De hecho, tengo la impresión de que en Madrid ya hace meses que han pasado pá­gina y que las noti­cias que llegan del Govern Torra o las mismas informaciones que genera el juicio por el procés cada vez resultan más tediosas, por grotescas y repetitivas. La misma plaza de la Villa de París, que acoge uno de los frontales del Tribunal Supremo, ya hace semanas que ha recuperado su total y absoluta normalidad, con sólo algunos medios resistentes, que seguramente procuran estirar un chicle cada vez más insí­pido y gastado. 

El montón de periodistas y los pocos curiosos que se concentraron los primeros días del juicio han ido cediendo ­terreno nuevamente a los ­vecinos que de noche salen a pasear el perro, a los funcio­narios de la Au­diencia o a los ejecutivos que trabajan en oficinas de la zona y que salen a fumar. 

De hecho, Enrique, el propietario del bar del barrio que ha sido comisionado por el juez Marchena para preparar diariamente el catering para magistrados y procesados presos, resopla porque el juicio no ha respondido a las expectativas: “¡ Joder, Santi, yo creía que esto lo petaría, y veo que estamos los de siempre!”.(...)

 Por la noche, en el gimnasio municipal Barceló, adonde voy a correr para quitarme de encima el dolor de riñones de tantas horas en el banco de los acusados, mientras activo alguna máquina deportiva siempre se acerca algún joven para pedirme al­guna foto o para desearme suerte, “a usted y a sus compañeros” y “para que todo esto se acabe pronto”. ¡Todo un ambiente de tensión, hostilidad y crispación irresistible, vaya! 

A pesar de la brega que ine­vitablemente causa cualquier campaña electoral, tengo la impresión de que también en Catalunya el ambiente que se respira es similar, cada vez más desinflamado. Los llamamientos presidenciales a llenar los balcones de pancartas y a reanudar las movilizaciones han ­sido recibidos con escepticismo, atendidos discretamente por los más militantes y contestados con rotunda indiferencia por el resto de los mortales. 

La gente quiere pasar página, quizás sin renuncias, pero seguro que sin más disparates. Conseguirlo, ciertamente, tendrá que ver con la capacidad del Tribunal Supremo de ofrecer una sentencia justa y moderada, que forme parte más de la solución que del agravamiento del problema político que persiste en Catalunya y, también, con la conclusión de un ciclo electoral en el que los nuevos alcaldes y diputados que salgan elegidos tengan más madera de bomberos que de pirómanos, sean más partidarios de vincularse al optimismo que al resentimiento, que sólo cronifica el dolor y la rabia. 

Porque contra pronóstico, y aunque a algunos les pese, con república o con monarquía, la primavera se ha vuelto a abrir camino."                  (Santi Vila, La Vanguardia, 10/04/19)

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