"(...) ¿Qué opina de la estrategia del Gobierno respecto al independentismo?
En Catalunya hubo un intento de golpe de Estado. A la gente mayor no la puedes tratar como niños. Se produjo el golpe del 23-F
de 1981 porque las intentonas previas se habían saldado de una manera
inaceptable, con una indulgencia gravísima (Operación Galaxia), si esto
sale gratis pues “palante” pensaron muchos. No puede ser que esto pase
con los independentistas ahora porque lo volveremos a sufrir corregido y
aumentado.
Dicho esto, tengo muchas dudas de que exista en el Gobierno
cualquier clase de estrategia más allá de intentar sostenerse. A Pedro Sánchez
lo que le mantiene en pie, lo que explica que recuperara el liderazgo
del PSOE es su ambición. Es un caso de libro de pura ambición de pura
ambición.
El martes empieza el juicio a los dirigentes independentistas...
Estoy convencido de que se va a llevar con extremo cuidado, el Tribunal Supremo
no es el lugar donde reside la arbitrariedad y el sectarismo. Todo está
alterado en parte por la figura de la prisión provisional, propiciada
por la fuga de Puigdemont y compañía a Bélgica.
Ha existido un intento por parte de las autoridades de la Generalitat,
estas que se consideran vicarias del gran sumo sacerdote de Waterloo, de
pedir, de exigir que se retiren las acusaciones. Este conglomerado
independentista tendría que reflexionar y optar por una baraja, no se
puede estar dibujando la figura del héroe perseguido por la Justicia
tras la DUI, y al mismo tiempo sostener que en realidad “no queríamos
hacer eso” y todo fue simbólico.
Me parece degradante. Se puede hacer de todo, pero todo lo que se haga tiene consecuencias.
Existe la ley de la gravedad, las cosas pesan y si llevas un año en la
cárcel como Oriol Junqueras es muy raro presentarte ante el juez y decir
que todo era un juego.
Al margen del frente judicial, ¿qué solución puede
tener la cuestión catalana? La fractura política y social entre
catalanes es profunda, honda...
Deberíamos apelar a la inteligencia sentiente y hacer
el esfuerzo de ponernos cada uno en los zapatos del interlocutor y de
tener una idea de adonde queremos llegar, cómo queremos llegar y en qué
plazos. No se puede arrastrar como ha pretendido el independentismo al
conjunto de la población catalana y a los que no estaban de acuerdo con
la secesión decirles que cojan el petate y se vayan.
El independentismo exige un referéndum a la escocesa...
Algún momento de apelar al voto de la gente tiene que llegar, y eso que estamos votando todo el rato. Votar por ejemplo la reforma de la Constitución.
El gran problema es hay un sector del independentismo al que todo eso
le va a parecer siempre poca cosa, insuficiente.
Hay un sector que no
quiere más, quiere que los otros tengan menos. No quiere que les den
más, sino que se prive a otros. Por ejemplo, para es sector sería muy
satisfactorio que se recuperara la figura de los gobernadores civiles en
todas las comunidades menos en Catalunya. Esa una actitud tan negativa.
No podemos entrar en dividir la sociedad catalana entre buenos y malos.
Recuerdo como en Eslovaquia, pese que se bautizó
como la separación de terciopelo de Chequia, todo el mundo era
sospechoso de no haber sido suficientemente eslovaco y con suficiente
antelación. Me aterra como se está instalando ese sectarismo atroz en
Catalunya.
Usted ha destacado públicamente al Rey Felipe. Otra figura que une a Podemos y al independentismo en su ataque y crítica…
La actuación del Rey está siendo de una limpieza de
comportamiento y dedicación a sus tareas ejemplar. Se le echa en cara el
discurso del 3 de octubre, pero fue un gran acierto. Recomendaría que
se leyera con atención ese texto y entender que el Rey no habla para un
sector concreto, para el independentismo, sino para muchos. Sus palabras
van dirigidas a todos los catalanes, pero también al os militares, al
cuerpo de Correos, etc… Tiene muchos públicos.
También hay que tener en
cuenta que las Fuerzas Armadas se han comportado de una manera inatacable
con el proceso independentista. Nos hemos ahorrado arengas porque las
instituciones del Estado están haciendo lo que tienen que hacer, pero si
dejaran de hacerlo, veríamos lo que pasara." (Entrevista a Miguel Angel Aguilar, Iñaki Ellacuría, La Vanguardia, 09/02/19)
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