"(...) Lo ocurrido en octubre de 2017 en Cataluña, ¿fue o no un golpe de Estado?
Los
golpes de Estado han sido por lo general aparatosos, cruentos y
autoritarios. Y liderados por militares. Pero, claro, una semántica tan
cargada emocionalmente puede deleitarse en asimilar lo que se hizo
aquellos días a un golpe de Estado.
Yo no creo que lo fuera en sentido
estricto. Creo que fue un intento de subvertir el orden constitucional y
el orden estatutario mediante un fiat voluntarista que se pudo
imaginar —para mí de un modo incomprensible— que podría tener éxito
sin consecuencias jurídicas de tipo alguno.
Prefiero pensar que
los actos claramente delictivos que se realizaron entonces se
sustentaban en una suerte de alucinación o alteración de la percepción
que llevó a muchos a pensar que semejante paso iba a ser acogido con
alguna benevolencia por el Estado español, la Unión Europea, las
Naciones Unidas y el Fondo Monetario Internacional.
Quizás ese paso se
dio por obcecación, o porque no tenían a nadie al lado con la honestidad
y el coraje suficiente para advertirles de lo que cualquier persona
medio informada tenía que saber. (...)
El abogado de Junqueras ha considerado como “juicio político” la causa del procés en el Supremo. ¿Puede considerarse así?
En
absoluto. Lo que se juzga en el Supremo son unos hechos muy graves de
violación del orden jurídico por parte de autoridades constituidas por
él. Quienes no han realizado esos hechos no son juzgados.
Al presidente
Torra, o al diputado Joan Tardá, que piensan y dicen lo mismo que los
encausados, y militan en las mismas formaciones políticas, no se les
importuna, incluso se les invita a la tribuna del juicio con carácter
preferente, y se les reconoce su condición de autoridades.
¿Por
qué esa diferencia? Pues porque no han realizado ninguna de las acciones
ilegales que se juzgan.
Si se deciden en algún momento a realizarlas,
experimentarán enseguida la diferencia que hay entre tener una posición
política admitida y cometer un delito. Una cosa es estar en contra del
delito de hurto y otra muy distinta hurtarle la cartera a alguien.
Partidos
como el PSC o entidades como Federalistes d’Esquerres creen que el
federalismo serviría para superar la crisis en Cataluña. ¿Podría ser una
solución?
En una situación normal, quizás podría ser un
principio de solución. De hecho, la mayoría de los organismos
internacionales que se han ocupado de problemas similares sugieren esto
como posible solución para ellos. Pero hoy por hoy en Cataluña hay que
hacer algo previo de la máxima importancia: que los catalanes mismos se
sienten y vuelvan a buscar todas las sintonías posibles entre ellos
mismos.
Eso se tendría que buscar en primer lugar en el Parlament, pero
ya vemos que le han echado el cierre. Y, claro, en esta situación una
propuesta federalista sería poco escuchada."
(Entrevista a Francisco Laporta, catedrático de Filosofía del Derecho
de la Universidad Autónoma de Madrid y colaborador habitual en el diario
El País, Óscar Benítez, El País, 17/02/19)
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