"En 1918, y en el capítulo XVIII del Libro III de su célebre -y tan leído- Concepte general de la ciència catalana (tomo la cita de la web Rodamots), el filósofo Francesc Pujols
describía con turbadora precisión este momento de la declaración de los
acusados en el juicio.
La cita es larga, pero imprescindible, y además
tengo el mérito de que voy a verterla por vez primera al castellano:
«Tal vez no lo veremos, porque estaremos muertos y enterrados, pero es
seguro que los que vendrán después de nosotros verán a los reyes de la
Tierra ponerse de rodillas ante Cataluña. Y será entonces cuando los
lectores de mi libro, si todavía quedan algunos ejemplares, sabrán que
tenía razón. Cuando se mire a los catalanes, será como si se mirara la
sangre de la verdad; cuando se les dé la mano, será como si se tocara la
mano de la verdad».
¿Vivísimo, no? Continuemos.
«Muchos catalanes se
pondrán a llorar de alegría; habrá que secarles las lágrimas con un
pañuelo. Porque serán catalanes, todos sus gastos, allá donde vayan, los
tendrán pagados. Serán tan numerosos que la gente no podrá acogerlos a
todos como huéspedes en sus viviendas, y les ofrecerán el hotel, el más
preciado regalo que se le pueda hacer a un catalán cuando viaje».
Me hace feliz haber dado la frase exacta, siempre tan imprecisamente citada, que resume el catalan dream. Pero no desfallezcamos.
«Al fin y al cabo [en esta locución está la prueba irrevocable del hecho diferencial y de que el seny no es un mito: el original dice al cap i a la fi,
y no es lo mismo, no es lo mismo], y pensándolo bien, más valdrá ser
catalán que millonario. Como las apariencias engañan, aunque un catalán
sea más ignorante que un burro, los extranjeros lo tomarán por un sabio,
que lleva la verdad en la mano. Cuando Cataluña sea reina y maestra del
mundo, nuestra reputación será tal, y la admiración que se nos
manifestará alcanzará tales cimas, que muchos catalanes no se atreverán a
descubrir su origen y se harán pasar por extranjeros».
¿Sutil, pero intenso, no? Llega el último.
«Si
alguien se maravilla de que Cataluña -que, en comparación con otras
naciones, no tiene nada y no representa nada; que no tiene lo más
mínimo, es decir la independencia política; cuya decisión no pesa nada
en los consejos de Estado- esté destinada a dominar el mundo, si alguien
se maravilla de esto, nosotros responderemos esto otro: 'Si les
hubiesen dicho a los romanos, cuando querían dominar Judea, que los
judíos los dominarían a ellos, así como a toda Europa y América -que aún
no había sido descubierta- es seguro que se habrían echado a reír». (...)" (Arcadi Espada, El Mundo, 20/02/19)
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