"(...) - ¿Oiga, y usted por qué no va TV3? En el FAQS lo haría muy bien.
No voy por diversas razones, aunque la primera sea obvia: jamás me
han invitado. Por otra parte, es un programa con un planteamiento
erróneo, empezando por su propio nombre, ya que, vista su línea, en
lugar de FAQS debería llamarse FAKES.
Y, no en última razón, no iría
porque no me apetece ser el cristiano anti separatista arrojado a los
leones. Si quieren ver sangre, que se corten las venas. Por cierto, lo
produce Buenafuente.
- Me acuerdo de un artículo suyo -de septiembre del 2015- en
el que ya denunciaba que hay listas negras en Catalunya, sobre todo en
los medios públicos.
Es una vieja tradición. Los cesantes, que describía Larra, se han
reencarnado en presentadores de informativos, productoras, caras
populares. Cada partido tiene su cuota de aspirantes al abrevadero
audiovisual.
Como el nacional separatismo siempre ha cortado el bacalao,
incluso con los Tripartitos, las listas negras pujolistas siguen
vigentes. Excuso decirle que un país que no cuenta en su televisión
pública con personas de la talla de Gregorio Morán, Manuel Trallero o
Joan de Sagarra está completamente perdido.
- No se queje. A López Tena tampoco lo invitan.
O a Santiago Espot, ambos independentistas honestos. Mire usted,
amigo Rius, aquí lo que prima es el seguidismo a esa neo convergencia
que está tan lejos de querer la república como cualquier
constitucionalista.
Con cuatro décadas en el poder, si hubiesen querido,
ya la habrían proclamado. Y no me refiero al gatillazo de Puigdemont.
Desengáñese, esto del proceso es cosa de algunos burguesitos que lo
único que pretenden es vivir a cuerpo de rey con todo pagado.
- En el fondo han construido una realidad paralela. La mitad del país no existe o no aparece en TV3.
Ese es el problema, porque hay una mitad que no la ve, aunque la
pague, y otra que la ve y la paga, pero como paga un enfermo el opiáceo
que precisa para poder funcionar. No encuentro diferencia entre TV3 y
los paraísos artificiales de la droga.
Sus actuales directivos y
profesionales que están entregados a la causa son traficantes con el
peor de los estupefacientes: la ilusión de hacer creer a un buen número
de personas que sus ensoñaciones son reales. (...)" (Enrevista a Miquel Giménez, e-notícies, 02/02/19)
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