"(...) —¿Cómo crees que la posteridad —ya
no digo la Historia, que suele ser inclemente con los petimetres—,
juzgará a un personaje como Artur Mas?
(...) —Fatal.
Mas se echó al monte porque entre gobernar y tomar decisiones —a veces
dolorosas— y echarse al monte, es más fácil lo segundo. ¿Qué quedará de
Mas, me preguntas? Nada. Bueno, si llegáramos a ser independientes, sí.
Entonces seguro que le dedicarían calles y hasta le erigirían un
monumento como el hombre que inició el proceso. Pero lo dudo, tal y como
está el patio.
Mira, Pujol dejó la Generalitat, el Teatre Nacional de Cataluya (TNC), TV3 y el inicio del despliegue de los Mossos. Maragall, los Juegos Olímpicos y, mal que nos pese, el Estatut.
¿Y Mas? ¿Qué ha dejado Mas? Lo que te decía, nada. Las leyes omnibus,
que fueron aprobadas para borrar la obra legislativa del tripartito y,
en algunos casos, las pactó con ERC. ¡ERC votó en contra de leyes que
había aprobado con el tripartito!
Hay que recordar que Mas nos vendió, tras siete años de dura travesía del desierto, que él haría el Govern dels Millors,
«el gobierno de los mejores», y las reformas que el país necesitaba: la
reforma de la Administración, tomar el inglés en serio…. Business friendly,
era su motto… Pero nada, no hizo nada de lo prometido. Hizo recortes,
pero no reformas.
Es cierto que se encontró con la crisis, pero yo creo
que los catalanes hemos entrado en una segunda decadencia –que será
incluso más dura que la decadencia medieval- en parte gracias a él.
Artur Mas tenía la autoridad moral suficiente cuando llegó a la
Generalitat para haber hecho las reformas que este país necesitaba y
cuando las necesitaba. Y no las hizo.
—Pese a que, de todos los muchos energúmenos del Procés,
Artur Mas es el máximo culpable de todo lo que vivimos, ha salido,
dentro de lo que cabe, bastante bien parado… ¡Ahí lo tenemos, buscando
volver, si se lo permite el enajenado de Waterloo, claro! ¿Volverá? ¿Por
qué crees que le interesa regresar a la política?
—Si
yo fuera Mas estaría amargado: prometía mucho y no ha ofrecido nada.
Estoy siete años en la oposición, pese a ganar las elecciones y, cuando
llego al poder, convoco elecciones a los dos años y lo envío todo a la
mierda. Por eso le queda el gusano de la política. Volver para intentar
rehabilitarse.
¡Mas la caga en todo!. Hasta mete a Puigdemont a dedo.
Mas se ha cargado no sólo su propio partido sino incluso el catalanismo
moderado. Y desde luego, el espacio de centro derecha en Catalunya. (...)" (Entrevista a Xavier Rius, Julio Murillo, Magazine, 01/02/19)
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