"28 de septiembre de 2017. No hace ni 24 horas que el Parlament ha
votado la declaración independentista y que el Senado ha activado el
155. Carles Puigdemont, ya cesado, está en Girona, y comparece para hacer una declaración pretendidamente institucional, pese a no ostentar ya cargo alguno:
"Ayer vivimos un día histórico", arranca. "El Parlament cumplió con
aquello que los ciudadanos votaron el día 27 de septiembre, donde la
mayoría surgida de las urnas encomendó al Parlament la proclamación de
la independencia".
Para entonces, algunos medios ya habían advertido del carácter
meramente simulado de la llamada declaración unilateral de independencia
(DUI). Pero ahí estaba Puigdemont remarcando que no, que se había
declarado la independencia. Año y medio después, la mayoría de los
miembros de su gobierno que en las útlimas dos semanas ya han declarado
ante el Supremo, han admitido en mayor o menor medida que no, que la
supuesta DUI no era tal.
Las excepciones han sido Oriol Junqueras, que solo respondió a su abogado y evitó referirse a esa cuestión, y Carles Mundó, que, preguntado por la fiscalía se negó a responder alegando que a él no se le imputa ningún delito asociado a esa votación.
Pero, más allá de esas salvedades, y de las discrepancias de forma e incluso de fondo
entre las estrategias de las defensas, todas parecen tener un punto
principal en común: el de afirmar que el gobierno de Puigdmont nunca
tuvo la intención de cumplir sus promesas independentistas, sino solo la
de negociar. Lo que, en algunos casos implica admitir a las claras que
por supuesto, nunca se declaró la independencia.
El candidato de la Crida y la DUI
Que el reconocimiento más explícito del carácter simulado incluso de la declaración del 27-S provenga de Joaquim Forn
resulta especialmente sangrante. En primer lugar, porque en tanto que
miembro del Govern y no del Parlament en el momento de los hechos, ni
siquiera necesitaba hacerlo para defender su inocencia.
Aún así, se esmeró en dejar bien claro que la declaración de
independencia era en realidad un texto que el día 10 de aquel mismo
mes habían firmado en el edificio del Parlament pero fuera del hemiciclo
los diputados de Junts pel Sí y la CUP. Y que tan solo formaba parte
del preámbulo del texto que se votó, no de su parte dispositiva.
Es más, siempre a preguntas de su propio abogado, el exconseller de
Interior remarcó que la resolución aprobada no pasaba de ser "una
declaración política" que no tuvo ni pretendía tener ninguna
consecuencia práctica en forma de proclamación de un estado catalán.
Pero además, sucede que Forn es el candidato de la lista con la que
el Pdecat, Junts per Catalunya y la Crida de Puigdemont, que en ningún
caso admiten ese carácter simulado de la DUI en sus intervenciones
públicas -es más, la máxima, repetida con fruición por el president Quim Torra,
es que el Parlament ya proclamó la república catalana, y ahora solo
falta "implementarla"-. El cortocircuito político es de grandes
proporciones.
Claro que hay otros procesados que suenan como posibles candidatos en
el primaveral ciclo electoral que se nos viene encima. El exconseller Jordi Turull, sin ir más lejos. Que, sin hurgar tanto como Forn, sí se refirió igualmente a la resolución del 27-S como a "una declaración política", una expresión a la que también se ciñeron Josep Rull, Raül Romeva o Dolors Bassa, que también abundó en el asunto a preguntas de su abogado.
Por su parte, Meritxell Borràs, al ser preguntada sobre si el Parlament declaró la independencia, respondió insistiendo en que la DUI formaba parte del preámbulo, que es "una expresión política" y "no tiene consecuencias legales" ni "obliga ni establece nada".
Sin planes independentistas
Los testimonios están en línea con la estrategia de defensa de la expresidenta del Parlament Carme Forcadell, una de los dos acusados (el otro es el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart) que aún no han testificado y que lo harán el martes. En su escrito de defensa, la abogada de Forcadell, Olga Arderiu, remarca que la DUI estaba integrada en la exposición de motivos de la resolución, y no como parte integrante de la misma.
La actitud de la mayoría de acusados respecto de la DUI encaja con el
relato que han ido desgranando en sus declaraciones del resto del
proceso independentista. Una negación continua que contrasta de manera
incluso hiriente con las declaraciones de intenciones políticas de las
que está atiborrada la hemeroteca, y que da la razón a la también
exconsellera Clara Ponsatí, instalada en Escocia y que fue la primera en asegurar que el govern siempre fue de farol.
Lo que se ha oído sobre todo estos días en la Sala de Plenos del
Supremo es más o menos eso, que la intención nunca fue declarar la
independencia, sino solo, siempre y exclusivamente, negociar. Y que la
hoja de ruta independentista siempre fue un mecanismo de presión, por
más que entonces los dirigentes nacionalistas insistieran por activa y
por pasiva en su voluntad de llegar hasta el final y anunciaran a bombo y
platillo estructuras de estado y pasos adelante y sin marcha atrás.
Referéndum por generación espontánea
Sintomático es también al respecto el lavado de manos visto en el TS respecto de la consulta ilegal del 1-O, que Santi Vila,
el díscolo no independentista del govern Puigdemont, también procesado,
llegó a negar que fuera un referéndum, calificándola en su
interrogatorio de mera "movilización independentista".
Los demás no lo rebajaron, pero sí negaron haber organizado el referéndum: la Generalitat, según ese relato defensivo, no movió un dedo para celebrarlo
(al menos desde que el TC lo prohibió de forma explicita) ni gasto un
euro en los preparativos. Tampoco sabía nadie en el gobierno catalán
cómo se adquirieron las urnas, ni tenía idea de cómo llegarían a los
centros de votación, pese a que hubo presentación oficial de las
mismas.
Del mismo modo, insisten los acusados, en que el plan nunca fue
declarar la independencia. Claro que, teniendo en cuenta ese 1-O
celebrado pese a la ahora pretendida inacción absoluta del ejecutivo,
bien pudiera pensarse también que, de no haberles parado los pies,
Cataluña habría podido independizarse casi sin querer." (Iván Vila, Economía Digital, 22/02/19)
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