"(...) Puigdemont todavía se inventó una variante. Como en el ajedrez: la variante Ballesta.
¡Poner de alcalde de Girona a un concejal que iba el 19º en la lista!
Tuvieron que dimitir todos los anteriores para que llegara a la alcaldía.
El hombre estaba, sin duda, preparado para el cargo: el día de la toma de posesión se olvidó de jurar o prometer.
Con lo que tuvo que repetirse la ceremonia unos días después. ¡Y eso
que tenía experiencia en estos menesteres: había sido secretario
municipal!
Al cabo de muy poco tiempo decidió renunciar porque quiso subirse el
sueldo y no le dejaron. Cobraba más en un cargo técnico en la consejería
de Interior que de alcalde. Lo cual dice mucho también de los sueldos
que se pagan en la Administración catalana.
Pero a lo que íbamos: antes para llegar a presidente había que haber hecho algo en la vida.
Pujol pasó por la cárcel durante el franquismo. Maragall se inventó
los Juegos. Montilla fue alcalde de Cornellà y ministro de Industria.
A mí me parece mucho más importante lo primero que lo segundo. Un día
me contó que, cuando llegó, el consistorio estaba en quiebra técnica.
Ahora en Cornellà tienen El Corte Inglés, el Splau y el estadio del Español. El cambio ha sido espectacular.
¿Puigdemont qué hizo para llegar a presidente? Nada, pasaba por ahí.
Fue incluso segundo plato porque la primera opción de Artur Mas fue Neus Munté.
Eso sí, tenía el apoyo de la ANC y de Òmnium. También estaba bien visto por la CUP.
Da igual, en las elecciones de ambas entidades apenas votan 3.000
personas aunque algunos les hayan querido otorgar casi la representación
de toda la sociedad catalana. No había día que una o la otra no
salieran por TV3.
¡Para salir de diputado por Barcelona necesitas, como mínimo y con
suerte, unos 80.000 votos! Ellos hablan en nombre de los catalanes con
sólo 3.000.
Yo lo he comentado también en alguna otra ocasión. Cuando fue elegido
presidente hice el esfuerzo intelectual -notable en algunos casos- de
leerme las cuatro hagiografias que se apresusaron a sacar sobre el
personale. Todas escritas por amigos y conocidos.
Llegué a la conclusión de que todos consideraban que le había tocado la lotería.
Bueno, antes Puigdemont había sido alcalde de Girona al segundo
intento. Pero cuando el nadalismo como filosofía política ya estaba de
baja. Era imposible el nadalismo sin Nadal.
Hasta entonces había sido un diputado del montón. Aquellos alcaldes
que Convergencia premió con un escaño tras arrebatar una ciudad
emblemática a los socialistas.
Mientras que con Torra la cosa ha ido todavía a peor.
Que conste que le conozco y sin llegar a ser un “intelectual brutal”
como lo definió un su día el colega de TV3 Josep Rovirosa -especializado
en baloncesto, todo hay que decirlo- había sido un buen editor.
Había hecho una tarea meritoria recuperando periodistas catalanes de los años 30, entre otros.
Pero de editor a presidente de la Generalitat hay un trecho.
En fin, ha bastado la entrevista de un periodista a Quim Torra para darse cuenta de en manos de quién estamos. Lástima, colegas, que sea de Madrid y no catalán.
Mientras que otro,
éste es de León pero nadie podrá decir que es del PP, ha hecho lo mismo
con el presidente de Òmnium. "Puigdemont no se fugó", todavía
proclamaba.
Que conste que, según la Wikipedia,
Marcel Mauri tiene un notable currículum académico -lo cual tampoco es
garantía alguna vista como está la universidad- pero el laboral es más
bien escaso a excepción de la política. Creo que Junqueras lo tenía
hasta de asesor.
La pregunta es pues aterradora: ¿En manos de quiénes hemos estado los catalanes? Peor aún: ¿En manos de quién seguimos estando?
Da miedo pensarlo." (Xavier Rius, director de e-notícies, 14/02/19)
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