"El pasado viernes pasado fui a la presentación del último libro de Quim Nadal, “Catalunya, mirall trencat”. (...)
Me he leído el libro. Se agradece la concisión -poco más de cien páginas-, la claridad y hasta la franqueza.
Pero ya me perdonará el autor: él es también responsable del desaguisado actual.
(...) lo que propone en el libro es irrealizable.
En el primer punto del dodecálogo final pide que el
Estado pida perdón por el 1-0. Que reconozca que la “represión policial”
fue “un error político”.
¿Y dejar todos los policías con el culo al aire?
¿O los jueces? ¿O la fiscalía? ¡Hasta el Tribunal Constitucional!
¿Nadie se acuerda de las cinco notificaciones envidadas a Carles
Puigdemont? ¿Cómo posaba orgulloso con ellas?
Fer volar coloms.
El punto tres todavía es más ilusorio: “El Estado
toma la iniciativa para la liberación de los presos y para la suspensión
de todas las acciones judiciales”.
¿Y la separación de poderes? Parece el expresidente
hablando de diálogo. Las negociaciones políticas se hacen antes de que
la justicia se ponga en marcha, no después. ¡En cuanto abre diligencias
ya no hay nada que hacer!
Quim Nadal mantiene la ambigüedad, la equidistancia, el querer quedar bien con todos que le hizo proverbial.
Aquellos largos monólogos que tan bien reflejaban los de Polònia en su programa. Toni Soler fue otro de los presentadores.
Se puede estar a favor o en contra de la independencia. A mí me parece tan legítimo una cosa como la otra.
Pero todo el mundo sabía que el proceso no saldría
bien. Que el derecho a decidir era una simple trampa verbal para dorar
la píldora, convencer a los indecisos, vender el caramelo.
Con el 47% de los votos difícilmente no se puede
declarar la independencia. Y menos en la Unión Europea. Esto es Europa
Occidental. No el Caucaso o los Balcanes.
Además, el porcentaje -más o menos dos millones de
personas-, se ha mantenido inalterable en las últimas elecciones del
2017 y del 2015.
Se puede retroceder hasta las del 2012 o las del
2010. Incluso a la reforma del Estatut en el que el sí alcanzó los 1,9
millones de votantes. La abstención superó el 51%.
Y lo sabían, claro que lo sabían. Lo sabíamos todos. Pero es más fácil vivir a favor de la corriente que decir la verdad.
Me ahorro de contar como ha quedado Cartalunya tras
el proceso. También lo saben todos ustedes. Los independentistas y los
que no.
Lástima que Quim Nadal no se erigió en su día en uno
de esos referentes morales que tanto he echado en falta en los últimos
años. Simplemente había que decir: compte, que prendrem mal!." ( Xavier Rius, director de e-notícies, 25/11/18)
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