"El pasado viernes pasado fui a la presentación del
último libro de Quim Nadal, “Catalunya, mirall trencat”. En primera
fila, dos expresidentes: Mas y Montilla.
Desperdigados por el público algunos exconsejeros de la época: Antoni Castells, Ernest Maragall. (...)
Durante el acto, la periodista Neus Tomàs -que había sido su jefe de prensa en la consejería- le lanzó la primera pregunta:
- ¿Se atreve a decir hacia dónde vamos?
- No no me atrevo pero soy muy pesimista -respondió
el que fuera titular de Política Territorial y portavoz del Govern
durante siete años-. (...)
Me he leído el libro. Se agradece la concisión -poco más de cien páginas-, la claridad y hasta la franqueza.
Pero ya me perdonará el autor: él es también responsable del desaguisado actual.
No escuché en los consejeros del sector catalanista
del PSC ninguna palabra no ya a favor de la independencia sino
simplemente del derecho a decidir mientras tuvieron cargo oficial.
Me refiero no sólo a Nadal sino también a Montserrat
Tura, Marina Geli o los citados Ernest Maragall t Antoni Castells. Por
supuesto tampoco a Ferran Mascarell.
Por citar los más significados. Y que conste que algunos de ellos -como Tura o el mismo Nadal- hicieron una muy buena gestión.
Lo del sector catalanista del PSC era una etiqueta.
No sé si para medrar o por convicciones íntimas pero no iba más allá de
algunas vaguedades. (...)
Lo cierto es que los socialistas catalanes fueron
sometidos a una implacable operación de desgaste. En algunos casos
alentada desde TV3. En cuanto un crítico abría la boca lo convertían en
una estrella del Telenotícies.
Los convergentes debieron pensar que era el momento
para acabar con su archienemigo de toda la vida. Ya saben, aquella
rivalidad entre los dos lados de la Plaza Sant Jaume.
Pero hicieron el negocio de las cabras porque entre
negociar con el PSC y tener que negociar con la CUP no hay color. Como
se sabe, los antisistema acabaron mandando a Mas a la "papelera de la
historia". El PSC tenía en cambio aquello que ahora echo tan en falta:
cultura de gobierno.
Sufrieron hasta cuatro escisiones: Nova Esquerra
Catalana (NECat) del mencionado Ernest Maragall, Avancem de Joan Ignasi
Elena, Moviment Catalunya de Jordi Martí i Socialisme, Catalunya i
Llibertat de Toni Comín.
Todos acabaron en la órbita de ERC.
Nova Esquerra y Moviment Catalunya acabaron creando
Moviment d’Esquerres. Jordi Martí lo dejó en cuanto Colau lo fichó de
gerente del Ayuntamiento. Con un sueldo superior a los 100.00 euros,
todo hay que decirlo. Ernest Maragall se recolocó de eurodiputado. Magda
Casamitjana salió de diputada de Junts pel Sí. Ahora está en el grupo
de ERC. (...)" ( Xavier Rius, director de e-notícies, 25/11/18)
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