13/6/18

Jon Juaristi: todo lo que pasó ha servido para dos cosas: para eliminar al Estado del ámbito vasco, y para pagar menos impuestos. Para eso ha servido ETA... para hacer desistir a los opositores de vivir allí

"(...) El País Vasco se ha vuelto bastante soso, afortunadamente para ellos. No va a ser un país de héroes o guerreros, como se jactaban algunos, sino un país de cocineros, de pinchos, dedicado a la gastronomía.

¿Todo era, al final, cuestión de dinero?

Sí, de mantener un privilegio. Al final se trataba de no ponerse a la altura de las demás comunidades, no despertarse un día siendo españoles normales. Todo lo que pasó ha servido para dos cosas: para eliminar al Estado del ámbito vasco, para que se desvanezca su presencia y hagan de su capa un sayo. Y para pagar menos impuestos. 

Para eso ha servido ETA, para hacer desistir a los opositores de vivir allí, y aceptar a los demás partidos algo que era el proyecto de Sabina Arana, y que Arana llamaba “de Euskadi” a secas. Por eso ahora todos los partidos que hay son de Euskadi, PP de Euskadi, PSOE de Euskadi…

¿No era ya, en cierto sentido, una comunidad privilegiada?

Ya era comunidad privilegiada anteriormente, pero han logrado blindarla y dar un escarmiento a todos aquellos que pensaban que aquello podía funcionar como una democracia, con una isosnomía, una normalidad a la española. Nunca en el país Vasco, desde el siglo XVI, se ha admitido eso. 

Ya lo definió muy bien el propio Urkullu: “Nosotros lo que somos es una nación foral”. Es decir, lo que define la identidad vasca no es la raza ni la lengua, sino el fuero, privilegio, la posibilidad de hacer lo que queramos.

Dicho así, ¿se diría que ETA ha sido un éxito?

Sí, yo acuñé hace tiempo una expresión que creo que sigue siendo válida: los nacionalistas vascos siempre pierden para ganar, convierten la derrota en una victoria, se presentan como una comunidad mártir y sobre todo como objeto de una ofensa irreparable por parte de España. ¿Por qué? Porque dentro del propio nacionalismo español, los vascos también tienen un papel privilegiado. 

Representan la España primitiva, la España anterior a España, lo que garantiza la existencia de una España eterna. Pueden ser la expresión de la españolidad más acrisolada, o de la antiespañolidad. Es complejo, pero esto se ha saldado con una victoria relativa, una paradójica victoria del nacionalismo vasco.

Usted conoció la universidad vasca como catedrático. ¿Era el nido de abertzales que se ha dicho alguna vez?

No era una situación cómoda, a partir del 96-97 creo que fui el primer profesor al que pusieron escolta. En el 97 me fui a Nueva York, en el 98 a Sevilla, y cuando volví ya no podía dar clase. La situación se había vuelto tan tensa e irrespirable que me fui a Madrid. Pero tampoco quiero exagerar.

 La Facultad de Vitoria no era la peor, aunque sí había un continuo hostigamiento a los profesores no nacionalistas: a Xema Portillo le quemaron el coche, a Paloma Díaz-Mas le colocaron un artefacto incendiario, a mí carteles y una estupenda pancarta en la fachada, de arriba a abajo. Era incómodo.

La Iglesia acaba de pedir perdón por la connivencia con el terror. ¿Tarde, mal y nunca?

La Iglesia institucionalmente estaba muy dividida en el país Vasco: había una parte con los nacionalistas, con HB y ETA, y otra en contra. Como no me considero parte de la Iglesia desde hace mucho, no es que prestase mucha atención a lo que hacía o decía. Es cierto que ETA no ha matado, como dijo alguien, “ni curas ni banderilleros”. ETA tenía una especie de trato reverencial con la Iglesia Católica.

Una vez le oí decir que la memoria no le interesa a nadie. Habida cuenta del interés que suscita el “relato” en el País Vasco, parece que hay a quien sí le interesa…

Se perderá. Es un poco complicado pretender que se pueda recordar largo tiempo algo. Todo irá cayendo en el olvido. Ortega decía que cada 15 años cambia la estructura de la vida. No te digo nada desde 2003, cuando ETA mató a Joseba Pagazartundua, hay una generación que no tiene esa angustia cotidiana con el terrorismo. La recuerdan de segunda mano y les molesta, supongo que no quieren quedarse fijados en eso. (...)"                  (Entrevista a Jon Juaristi, m'sur, mayo, 2018)

No hay comentarios: