"(...) Financiada por las instituciones catalanas y las aportaciones voluntarias de miles de ciudadanos, la película L’Endemà
(Al día siguiente) de Isona Passola, emitida en la televisión
autonómica TV3 en horario de máxima audiencia, se ciñe a la interesada y
equívoca estampa de la pareja mal avenida para explicar la necesidad de
la ruptura. España es representada por un novio machista, autoritario e
irresponsable que se niega a conceder la separación a una Cataluña
moderna, racional y con visión de futuro.
El filme, una muestra de
xenofobia blanda adobada en buena conciencia, recoge parte de los falsos
tópicos-prejuicios sobre España y los españoles, como que Cataluña
trabaja para que los andaluces se pasen la vida en el bar, que los otros
niños españoles tienen un ordenador para cada uno en las aulas, y que
los catalanes son los únicos forzados a pagar los peajes de las
autopistas.
“Se está construyendo un enemigo”, advierte Astrid Barrio,
doctora en Ciencias Políticas y autora de una tesis doctoral en la que
se explica el giro independentista de CiU por la llegada a la cúpula de
ese partido de las antiguas juventudes nacionalistas más radicalizadas.
“La sociedad catalana no es xenófoba, particularmente en el área
metropolitana de Barcelona donde abundan parejas catalano-andaluzas. El
déficit de infraestructuras ha creado un sentimiento de injusticia que
va cuajando y alimentando la causa independentista”, subraya Miquel Valls, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona.
Los peajes, prácticamente insoslayables, en torno a esta ciudad aportan
gas a la caldera del agravio hasta el punto de que hay quienes abren
con este asunto la lista de razones que justificarían la independencia.
Aunque el nacionalismo parece tener ganada la batalla del supuesto
maltrato financiero a Cataluña, digan lo que digan los técnicos de la
Administración y los expertos de la contraparte, flota en el ambiente la
sensación de desproporcionalidad y falta de correspondencia entre el
fundamento y peso de las afrentas e injusticias que se aducen y la
opción rupturista, incluso cuando desde la frivolidad o la ingenuidad se
expone la independencia como algo perfectamente al alcance, sujeto tan
solo a la buena voluntad de las partes.
El nacionalismo sostiene que es
más fácil que Cataluña se independice de España que España se reforme.
Es una interpelación, un órdago implícito, un dilema a considerar. (...)" (
José Luis Barbería . El País,
16 FEB 2015)
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