"Manuel
Vázquez Montalbán, fallecido hacía ayer quince años, hoy formaría parte
de la honrosa lista de traidores, orgullo muy superior a que te regalen
la Cruz de San Jorge, donde va a parar. Al
igual que él acuñó el término aznaridad para referirse a una época que
iba mucho más allá del político aznarismo, existe la pujolidad, que va
más lejos de los años del pujolismo y se extiende hasta nuestros días.
Vivimos
en plena pujolidad, no sólo porque ya está claro que el proceso ha sido
un intento torpe y convergente de huir adelante empujados por los casos
de corrupción, también porque Presidentmàs, Presidentorra y el ex
fugado no son más que Pujols, tan populistas como el original,
sólo que más altos y pasados por tratamiento estético, si bien en
este último punto con resultados más bien discretos.MVM vivió cuando catalán era todo el que vivía y trabajaba en Cataluña, incluso los charnegos como él.
Hoy
es catalán quien vive y trabaja en Cataluña, habla catalán, vota
partidos independentistas, se abstiene de criticar el proceso, lleva a
la cartera una estampita de san Puigdemont mártir y vete a saber si
virgen, defiende que TV3 es la mejor TV de todas
las TV que se hacen y se deshacen, lleva pajarita amarillo, se compra
anualmente la camiseta que engorda las arcas de la Asociación Nacional
del Rifle o lo que sea que signifique ANC, sueña con una nueva especie
que tenga su origen en el cruce
entre Pilar Rahola y Ramón Cotarelo y no va a dormir el sábado sin
haber recitado las oraciones, esto es, sin haber visto FAQS a TV3.
O
sea, los catalanes son cuatro gatos, lo que es una buena estrategia: ya
que es imposible ensanchar la base del soberanismo, reducimos el número
de catalanes auténticos.
MVM
sí fue preso político, y de una dictadura de verdad, sin que fueran
ociosos a celebrar encuentros y cenas populares en las puertas de la
prisión. Ya podrían tener, los seguidores de los presos, similar dignidad que estos, que nunca han reclamado la libertad. Lo escribía ayer aquí mismo Salvador Sostres, y lo suscribo: abrirían las cárceles y los políticos se quedarían dentro.
Unos
por miedo, otros por desconfiados, quizás alguno por responsabilidad,
pero de la cárcel no salen ni a empujones si antes no lo ordena un
juzgado. Español, por supuesto. No estaría de más que sus hipotéticos seguidores los dejaran tranquilos.Pero
lo que haría disfrutar el padre de Pepe Carvalho sería comprobar que
uno de los máximos ideólogos de la farsa es Agustí Colomines, el hombre
mezcla de Topo Gigio y una pintura de El Greco.
Colomines
explicaba recientemente que Cataluña ha querido llevar a cabo el
experimento de hacer la independencia sin muertos, lo que lo retrasa. Sin muertos, dice el luminaria. Más
bien debería referirse al experimento catalán de querer hacer la
independencia sin mayoría, sin líderes de verdad, sin dinero, sin
políticos inteligentes, sin apoyo de ningún país, sin ganas, sin
necesidad, sin proyecto, sin estrategia,
sin idea de nada, sin valor, sin pañales, sin cordura, sin escuchar a
nadie y sin un gorila disecado en un cajón del zoo, que haría de
intelectual con más méritos que el tal Colomines.Así es muy fácil apuntarse a revoluciones. Como dice Pepe Carvalho en Asesinato en el comité central:- Me apunto a la subversión de los imaginarios.- Y las otras subversiones?- Ah, pero hay otros?" (Albert Soler, Diari de Girona, 19/10/18)
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