22/3/18

Jordi Amat: "La independencia con menos de la mitad del censo electoral sería una imposición"

"(...) - ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Lo fascinante de la situación actual –digamos fascinante por decir algo- es que, después de todo, aún no hay un acuerdo de mínimos para saber dónde estamos. Eso dificulta responder a tu pregunta. Yo creo que estamos bloqueados en una situación de colapso institucional que rompe consensos ajados y tensa la sociedad. 

Y que esa situación favorece una deriva inquietante de autoritarismo postdemocrático (aquí plagio a Josep Ramoneda) que permite el reforzamiento del estatus quo pero degrada el estado de derecho (como demuestra la situación insoportable de los presos políticos).

 ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Unos porque no hemos sabido evitarlo. Otros porque querían llegar aquí. Y todos porque estamos en el remolino de una globalización descarnada.

- ¿Se puede hacer la independencia con menos de la mitad del censo electoral?

No. Sería una imposición no democrática. Unilateral en el sentido más autoritario de la palabra. No sé si la independencia, en el contexto europeo actual, es posible a corto o medio plazo. Pero intuyo que es inviable sin contar con una mayoría cualificada.

- ¿Qué papel han jugado los medios de comunicación en el proceso?

En un momento de liposucción de los ingresos tradicionales de los medios (aquí la gente paga poquísimo por información de calidad), su dependencia de las subvenciones públicas y la política silenciadora de las grandes empresas ha condicionado su agenda informativa y ha implicado reforzar una determinada hegemonía. 

Dicho esto, y como ha ocurrido siempre, la línea editorial de algunos medios coincide con la de determinados partidos. Es una apuesta legítima que no prima la calidad de la información.

- ¿Y TV3? No sé si le pongo en un aprieto: no sé si va a TV3

A TV3 voy encantado cuando me llaman para hablar de mis libros y, en general, prefiero abstenerme de tertulias (me parece un género más acorde con la cultura del espectáculo que con un diálogo enriquecedor). Voy a tu pregunta. Como conozco tu opinión respecto a la Corpo, te comento mi lectura de las memorias radiofónicas de Antoni Bassas. 

Cita una conferencia que dictó hace años. Y allí explicitaba que un medio de comunicación público y nacional tiene como objetivo la construcción y reforzamiento de un determinado marco nacional. Exacto. TV3, que se activa de verdad como gran proyecto en la previa a las primeras autonómicas que Pujol ganó con mayoría absoluta, no ha adoctrinado ni fue pensada para sabotear la españolidad de muchos catalanes. 

Esa interpretación es una cutrez. Cumplió con su función: creó un marco de comprensión de la realidad en clave nacional. Creó también un ecosistema empresarial con esa voluntad. ¿Tiene eso consecuencias políticas? Indiscutiblemente.

- ¿Puigdemont tiró más de la cuerda?

El president Puigdemont, como podía deducirse de su trayectoria biográfica, política y profesional, fue designado precisamente porque estaba dispuesto a romper la cuerda. ¿Piensa que la CUP lo habría votado si fuese un moderado pactista?

- ¿Qué responsabilidad tiene Rajoy?

Máxima. Más que nadie. Es el único líder que ha participado de manera integral en este ciclo de irresponsabilidad política. En los años de oposición, lidera una estrategia populista y antisistema que mina el consenso del 78 y, en esa operación de acoso y derribo de lealtad al Estado compartido, despierta el monstruo dormido del nacionalismo reactivo. 

Luego no afronta políticamente el desafío que le plantea un movimiento ciudadano que va sumando más y más adhesiones y delega en la justicia y la guerra sucia lo que era su responsabilidad. Me parece un ejemplo bastante claro de pétreo afán de poder aliado a la soberbia y la vagancia.

- De vez en cuando alguien dice que hay que rectificar pero aquí nadie rectifica.

Sí, es una de las leyes ilógicas de la mecánica del procés: cuando la realidad forzaría un repliegue para acumular nuevas fuerzas, se dobla la apuesta y, en consecuencia, las posibilidades de acumular pérdidas se van multiplicando.

- ¿El proceso empezó con la sentencia del Estatut, que es la versión oficial, o empezó antes?

Como sostiene mi libro –¡yo ha venido a hablar de mi libro!-, después del esperpento vivido en el TC, la Sentencia alejó a la ciudadanía de un órgano central del Estado de Derecho. Así muchos catalanes, por convicción o por sensación, dejaron de sentirse representados por ese Estado, justo cuando la crisis descubría que parte de la ciudadanía no se sentía representada por las instituciones clásicas. 

Pero yo creo que el lío venía de antes, desde el momento que se cortocircuitó el desarrollo del estado de las autonomías tras el Pacte del Majèstic. En lugar de pensar lealmente una salida a esa situación –tal y como ideó Maragall (él y pocos más)-, en la ponencia nació uno de los gremlins malos de esta historia: la tensión autodestructiva dentro del campo del catalanismo.

- Tiene razón que Maragall no lideró el proceso, fue uno de sus errores. Una ponencia parlamentaria de 16 miembros era un gallinero.

Liderar el proceso de reforma significaba convencer a los ponentes de trabajar en una misma dirección. Y no. Más que repensar el modelo, la ponencia buscó tensarlo. Y eso, fruto de la aritmética y el tacticismo cainita, con el socialismo incapaz de controlar la máquina que había puesto en marcha, no podía acabar bien.

- ¿Qué falló en Mas? Prometía tanto.

El president Mas, que debió gestionar un momento muy endiablado –la crisis de la deuda pública (lo que Mas-Colell y su equipo cuentan en su libro)–, es un político que interioriza las derrotas como una humillación que debe ser vengada. Para evitar perder fue capaz de apostar a doble o nada en diversas ocasiones. Y ese cálculo, que le beneficiaba a él y a su partido, los catalanes lo hemos pagado carísimo.

- Hemos sobrevalorado la ‘sociedad civil’: la ANC, Òmnium.

No. No las hemos sobrevalorado. Estas dos organizaciones han sido la eficiente herramienta que ha articulado durante años un movimiento social amplísimo que ha dado sentido a la vida política de miles y miles de personas. Otra cosa distinta es si son sociedad civil o yo. 

Yo creo que se han movido siempre en un espacio ambiguo porque, presentándose como ajenas al poder institucional, han actuado en realidad como agencias paragubernamentales.  (...)

- Cuanta razón tiene con Viver Pi-Sunyer. Él también es responsable.

El jurista Viver –un hombre que, en tanto que vicepresidente del TC, gozaba de respeto transversal- recibió unos ataques brutales de sus colegas durante la redacción del Estatut, que él sabía que rozaba el travesaño de la constitucionalidad. 

Luego, como tantos –pero pocos con su saber-, quedó atrapado en esa vorágine del procés y, más que fórmulas legales para salir del bucle, creyó que el laberinto podía acabar yendo de la ley a la ley. Y tampoco.

- ¿Cómo acabará el proceso?

¿Ha leído a Kafka? No acaba el proceso. Acabaremos nosotros."               (Entrevista a Jordi Amat, Xavier Rius, director de e-notícies, 16/03/18)

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