"El termómetro que indica hasta qué punto el clima
sociopolítico en Catalunya es enfermizo es el debate sobre la lengua. Lo
estamos viendo con las reacciones ante el anuncio de que el Gobierno
español estudia garantizar que las familias que lo deseen puedan pedir la escolarización de sus hijos para el próximo curso también en castellano.
Es difícil entender que se vea como algo escandaloso y, menos aún, que
se pretenda presentar como un ataque al catalán y a la sociedad catalana
en su conjunto. Es el mundo al revés.
La pregunta que debería hacerse es qué justifica que la
escuela pública sea monolingüe (solo en catalán como lengua vehicular),
mientras la sociedad catalana es bilingüe. ¿Por qué razón se excluye al
castellano como lengua de aprendizaje? Es un modelo que solo se
justifica desde presupuestos ideológicos nacionalistas.
Vulnera los
derechos lingüísticos de las familias castellanohablantes y perjudica
también a los catalanohablantes, sobre todo de las comarcas interiores,
que acaban teniendo una baja competencia en castellano.
He explicado en otros artículos que la inmersión lingüística obligatoria
durante tota la etapa educativa no fue la propuesta de la izquierda
catalanista en los años 80 y 90, sino el modelo de Òmnium Cultural, es
decir, del nacionalismo.
Es lamentable que la Generalitat no haya
querido consultar nunca a las familias sobre las lenguas escolares (La
izquierda y la inmersión lingüística, 25/05/2015; El tabú de la
inmersión, 06/03/2017). Por desgracia es un debate hoy muy difícil de
llevar a cabo de manera racional en la sociedad catalana. (...)" (Joaquín Coll, El Periódico, 16/02/18)
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