"Que nuestro president nos convoque a un referéndum para el que no hay
censo, ni junta electoral, ni funcionarios, ni locales, ni urnas, ¿no
da risa?
Que presida el Gobierno un señor que no se presentó para ese cargo, y
su proyecto estrella sea uno que no figuraba en el programa, ¿no es
como para llorar?
Que un Gobierno adopte una iniciativa de inmensa trascendencia… con
el evidente fin de que otro Gobierno la prohíba, ¿no parece una broma?
Que nos digan que una decisión traumática e irreversible se podrá
tomar por un voto, sin umbral mínimo de participación, ¿no es alarmante?
Que la voluntad de todos aquellos que en esas condiciones nos negamos
a votar (el 9-N fuimos el 63%) no cuente para nada, ¿no es motivo de
furia?
Que nos anuncien que han preparado una ley importantísima para el
caso de que gane el sí, pero no nos dejen verla, ¿no es un chiste?
Que llevemos cinco años hablando de una sola cosa: si proclamamos o
no un Estado independiente, pero que nadie sepa en qué consistiría,
porque los proyectos o no se conocen, o son irrealizables, o
incompatibles entre sí (¿qué país pueden construir juntos Junts pel Sí y
la CUP?), ¿no es un disparate?
Que el president exprese complacido que “damos miedo, y más miedo que daremos”, ¿debería provocarnos carcajadas o sudores fríos?
Que para el caso de que no se celebre el referéndum, quienes lo han
convocado no tengan ningún plan, ¿no es terrorífico? Cuando todo esto se
vaya a pique, como de un modo u otro se va a ir, ¿qué piensa hacer el
Govern? ¿Atrincherarse en el castillo de Montjuïc, con cianuro y
revólveres? ¿En el túnel del terror del Tibidabo, con sombreros de
cucurucho y escobas? ¿O salir al balcón de la plaza Sant Jaume a tirar
monigotes de papel y polvos picapica gritando: ¡inocentes, inocentes!,
¡os creísteis lo de la independencia!… y de paso, revelar que los Reyes
son los padres?
Yo no sé si debo reír (¿de miedo?) o llorar (¿de risa?). O afligirme
al comprobar que cada día que pasa estamos más divididos y enfrentados. O
comprar palomitas y sentarme a contemplar el espectáculo. O preparar
pañuelos y abrazos para quienes se van a quedar huérfanos, o tomates
podridos para quienes les engañaron. Lo que sé es que, por favor, por
favor, por favor, ¡quiero poder pensar en otra cosa!" (LAURA FREIXAS, LA VANGUARDIA, 13.07.17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario