"Soy madre desde hace 32 años, pero últimamente he opinado más que nunca
desde esa condición.
Lo más curioso es que los motivos no han sido
autobiográficos. Hoy tampoco lo son, porque el hecho que ha vuelto a
colocar el filtro de la maternidad ante mis ojos ha sido el abandono de
Neus Munté.
Aunque Puigdemont no haya tenido la sinceridad, o el coraje,
de explicar los motivos de su relevo, ha trascendido que la consellera
de Presidencia de la Generalitat no estaba dispuesta a asumir las
consecuencias penales que la convocatoria de un referéndum como el del 1
de octubre podrían desarrollar sobre su libertad y su patrimonio.
Me
resulta muy fácil ponerme en su lugar, comprender su preocupación por el
futuro de sus hijas, atribuirle la ilusión con la que cualquier madre
piensa en su ingreso en la universidad, la paz que todas experimentamos
cuando vemos a los niños y niñas de antaño convertidos en hombres y
mujeres hechas y derechas.
Lo que me sorprende es que, al aceptar sus
motivos, su jefe no haya calculado la cantidad de madres, y de padres,
que hay en Cataluña, su preocupación generalizada por el futuro, la
inquietud por el turbio porvenir que divisan en el horizonte y les
vincula fraternalmente con todos los padres y madres de cualquier rincón
del Estado español.
Si Munté, que ha sido uno de los rostros más
visibles del anhelo independentista, abandona el barco antes de tiempo,
¿cómo espera el Govern convencer a los catalanes de a pie de
las bondades y ventajas de un proceso que inspira desconfianza en sus
propios promotores? Las iniciales de la fecha del referéndum catalán se
asemejan mucho al resultado de un partido de fútbol, que parece perdido
antes de comenzar. Me pregunto si tiene sentido salir a jugarlo." (Almudena Grandes , El País, 17/07/17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario