"(...) Podemos es una amenaza para todo el nacionalismo y,
en especial, para la izquierda abertzale, aunque haya quienes vean a ese
partido confluyendo con esta última. Si las elecciones autonómicas del
próximo otoño repitieran la distribución del voto de las pasadas
generales, Podemos obtendría 21 escaños en el Parlamento de Vitoria.
Ello a costa de que EH Bildu perdiera nueve –el 43 por ciento de los que
ahora tiene–, el PNV otros nueve –el 33 por ciento– y el PSOE tres más
–que, sumados a otros tres que se irían a Ciudadanos y a Unidad Popular,
supondrían una merma total del 60 por ciento–. Sólo el Partido Popular
quedaría a salvo del terremoto que ha supuesto la acometida de Podemos,
manteniendo sus diez diputados actuales.
No se me oculta que hay quienes ven en la asociación entre el abertzalismo y el podemismo el
control del futuro gobierno vasco. Pero el riesgo para el partido de
ETA puede ser, en tal caso, muy alto, porque esa confluencia sería como
admitir que el elemento nacionalista de su ideología es secundario con
respecto al revolucionario, lo que choca contra su tradición histórica
y, sobre todo, contra su necesidad de justificar, como necesario, su
pasado terrorista.
Tal situación conduciría a la izquierda abertzale al
borde de su desaparición. Y, además, no suman lo suficiente porque tan
sólo contarían con 33 escaños o tal vez 34 si se suma el que obtendría
Unidad Popular. Frente a ellos, sin embargo, podría fraguarse una
alianza de fuerzas aunadas por el foralismo; es decir, el PNV, el PP y
el PSOE que, en la hipótesis que estoy manejando, sumarían la mayoría
absoluta de 38 escaños. (...)" (LIBERTAD DIGITAL 10/03/16 – MIKEL BUESA, en Fundación para la Libertad)
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