1/6/09

El debate sobre "los derechos lingüísticos" oculta el fracaso de la enseñanza de las lenguas extranjeras

"Actualmente sólo el 27% de los españoles declaran ser capaces de mantener una conversación en inglés. Podemos seguir discutiendo ad nauseam sobre si los castellanohablantes están discriminados en tal o cual comunidad autónoma bilingüe o si son los hablantes de las otras lenguas españolas los que tienen motivos para quejarse. En España las tensiones entre los nacionalismos periféricos y el estatal nos han hecho olvidar que la primera función de un idioma no es identitaria, sino comunicativa.

La tan agotadora como estéril discusión sobre los llamados "derechos lingüísticos" (que con la misma contundencia que se defienden para la propia comunidad lingüística se suelen negar para las demás) contribuye a ocultar el fracaso del sistema educativo en la enseñanza de lenguas extranjeras, tanto en las comunidades bilingües como en las monolingües castellanas. (...)

La mayoría de los Estados europeos, entre ellos España, son incapaces de destinar un magro 0,7% a ayuda al desarrollo, pero cada año la Unión Europea se gasta en traducciones nada menos que un 1% de su presupuesto, casi 1.200 millones de euros. La pluralidad lingüística y la protección de las minorías son, sin duda, valores muy europeos que hay que mantener y fomentar, pero la ciudadanía tiene que ser consciente de que tienen un coste y de que tal vez existen prioridades más perentorias. (...)

En una realidad posnacional, el multilingüismo no puede ser sólo un atributo de las instituciones, ni de las élites, sino de los ciudadanos en su conjunto. Si el tiempo y la energía que se derrochan en denunciar el trato que tal lengua (llámese castellano, catalán, gallego o vascuence) recibe por parte de tal administración, estatal o autonómica, se emplearan en el aprendizaje de idiomas extranjeros, esta pequeña Península y sus islas adyacentes serían uno de los lugares más cultos, y también más competitivos, del planeta. Con cierto sarcasmo señalaba Friedrich Engels que en su época los franceses presumían de cosmopolitismo, pero se imaginaban al mundo entero hablando en francés. Cabe preguntarse qué habría pensado de la mayoría de los españoles si se diera una vuelta por aquí." (XABIER ZABALTZA: Por una lengua común europea. El País, ed. Galicia, Opinión, 30/05/2009, p. 33)

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