26/11/14

¿Es más importante la independencia que la crisis económica, los desahucios, el paro, la corrupción? Ahí es donde se acabó la izquierda en Catalunya

"(...) Pues la verdad, yo no lo veo nada bien, por utilizar una expresión políticamente correcta. Pero si me insisten, no puedo menos de reconocer que la vida en común, eso que llamamos la sociabilidad de nuestras relaciones, la defensa de opiniones sin coste alguno para quien las exhibe, todo aquello que caracterizaba una sociedad abierta, ha sufrido un deterioro al que la parodia de referéndum del 9 de noviembre ha dado un golpe definitivo. ¿Votaste o no votaste? ¿Amigo o enemigo?

No es lo mismo vivir en una sociedad diversa que en una sociedad fraccionada. ¿Quién va a pagar este destrozo? Para la minoría hegemónica independentista el futuro del país de Jauja está a la vuelta de la esquina. Para el resto, en el que caben muchas posturas, lo único que se preguntan son dos cosas: cómo saldremos de esto y cómo llegamos a ello.(...)

 Porque no se trata de decidir sobre los presupuestos y la administración del poder, sino sobre el blindaje de quienes se han comido los fondos. La Sanidad en Catalunya, por citar el caso más escandaloso, es lo más parecido a lo que el Partido Popular está promoviendo en Madrid. Hay que ser muy simple para creerse que los culpables están en el Poder Central y no en el Govern de la Generalitat.

¿Es más importante la independencia que la crisis económica, los desahucios, el paro, la corrupción? Ahí es donde se acabó la izquierda en Catalunya, convirtiéndose en algo que ya viene de atrás; los cómplices de quienes se han alimentado y beneficiado de la crisis, los desahucios y la corrupción. 

La comisión parlamentaria sobre Jordi Pujol ha solicitado la comparecencia de casi 200 personas, la inmensa mayoría aforadas; nunca llegará a conclusión alguna. Es una estafa a la ciudadanía. No hay escena más significativa que el abrazo del president Mas al líder de las CUP, Fernández, en el Centro de Telecomunicaciones de la Generalitat. Tiene valor iconográfico, como el beso en la boca de Gorbachov a Honecker en Berlín. La complicidad de la sumisión. Algo así como ¡Fernández, has cumplido como si fueras uno de los nuestros! (...)

La iniciativa de engañar al Estado es de una candidez perversa y más aún si lo dices como un fanfarrón de fiesta mayor. Esta gente no está aventada, sencillamente les falta un hervor, porque además de ser un partido tan sospechoso de corrupción que mantiene su sede central embargada por los tribunales -conviene repetirlo porque no creo que haya en toda España un caso semejante- tiene el techo de cristal. 

Sólo alguien sobrado de lo que se denomina filibusterismo político puede decir, como el número dos de Convergència, Josep Rull: “Las elecciones en Catalunya tienen que hacerse cuando tengamos las fuerzas para ganar”.Demasiado años de silencios cómplices nos han abocado a la estafa democrática del 9 de noviembre.

 A veces pienso si es que las querencias, tras 23 años de pujolismo omnímodo, es la de adular al poder mientras facilite la vida a los que no conocen otra crisis que la gastronómica, la otra burbuja de la frivolidad social.  (...)

Salvo para los cándidos que se creen lo que les gusta creer, tenemos en Catalunya una clase política tan corrupta y servil como la del resto de España. Lo que ocurre es que como estamos en un país pequeño, los conocemos a todos y nos produce cierto rubor describir a personajes de los que sabemos de antiguo. (...)

Aquí la sociedad se ha roto y nadie parece preocupado en aliviar la tensión creada por el macizo de la catalanidad, los de la ceba en lenguaje arcaico, a los que se han sumado esos irredentos hijos de la emigración, demediados entre la parla con sus padres, en castellano acentuado, y el catalán que exigen cuando cierran el candado de sus orígenes para convertirse en estrictos criollos, observados con cierta gracia y no sin desdén por los pata negra. (...)

Por eso suscribo las palabras de Juan Marsé la semana pasada en El Cultural, una fotografía de grupo: 
“La rampante incultura nacional y la no menos nacional y rampante engañifa educacional futbolera, la señora Cospedal y sus insufribles y mofletudos embustes, y Oriol Junqueras y su llorosa cabezonería identitaria, y TV3 y su desvergüenza informativa, y el caricato portavoz de CiU Francesc Homs y su titiritera gesticulación vendiendo humo, Rajoy y su insostenible tancredismo, el corrupto expresident Jordi Pujol por envolverse en la senyera y mearse en ella, el nacionalismo español que aspira a ser imperial y el nacionalismo catalán que aspira a ser provinciano, los jerarcas de la cavernícola Iglesia católica española, etcétera.”.

Imagínense si estamos jodidos que hasta el anuncio de la Lotería de Navidad va empañado de tristeza."             (Las urnas milagrosas (y 2), de Gregorio Morán en La Vanguardia, en Caffe Reggio, 22/11/2014)

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