"(...) las fuerzas secesionistas, como reconoció Antonio Baños, entonces
portavoz de las CUP, perdieron las elecciones (transformadas por ellas
mismas en un plebiscito en torno a la independencia) el 27S.
Sólo una
sesgada y antidemocrática ley electoral, mil veces criticada, les da una
más que exigua mayoría parlamentaria, alejada años-luz del 55% de los
votos (como mínimo) defendido y definido por David Fernàndez como
mayoría cualificada para la ocasión. Así, pues, ningún plan secesionista
que se formule, airee, agite o diseñe tiene apoyo democrático popular.
Es una verdadera estafa política. Teniendo en cuenta las declaraciones
apuntadas, que estas estrategias tengan el apoyo de la CUP no tiene
parangón en nuestra historia política reciente. Un escándalo que no
podemos ni debemos admitir. (...)
Más allá de este preámbulo básico creo que podríamos estar de acuerdo en los puntos siguientes:
1. El lenguaje nacionalista-soberanista-secesionista ha impregnado, lo
sigue haciendo, el decir e incluso el pensar no sólo de los partidarios
de la independencia-dependiente de Cataluña sino de los (supuestamente)
partidarios del federalismo.
Por ejemplo: solemos hablar del “Estado
español” cuando estamos hablando realmente de España. “España” (la de
Machado, García Lorca, Cernuda, Rosa Chacel) sigue siendo palabra
maldita.
2. Algunas afirmaciones del argumentario
nacionalista-secesionista, falsadas una y otra vez, han quedado en el
relato nacionalista, como se suele decir así ahora, como verdades
indiscutibles, como axiomas-postulados equivalentes a verdades
absolutas, punto de partida que no son objeto de discusión.
El del robo
de los 16 mil millones es un ejemplo de estas verdades indiscutibles.
Cataluña como nación milenaria es otro.
La España contra Cataluña desde
1714 es un tercero (Obsérvese que la expresión, conductora de un
congreso o de unas jornadas en diciembre de 2014 con presencia de
presidencias y grandes prohombres del país, incluiría la España
republicana).
3. A pesar de lo que sabemos, la famosa jornada
del 9N sigue siendo vista por una parte de los ciudadanos de izquierda
en Cataluña como una jornada democrática donde pudieron ejercer, no en
las mejores condiciones se afirma, su derecho de autodeterminación o
expresión similar. En absoluto es considerada como un día de agitación
nacionalista para mayor gloria (luego parcialmente fracasada) del
principal hijo político del molt ex honorable.
4. La valoración
del voto Sí-Sí de algunas y algunos representantes de las izquierdas
catalanas (que manifestaron, sin necesidad y sin venir a cuento, la
concreción y sentido de su voto) está lejos de pasar cualquier tribunal
de control crítico. En cualquier otra circunstancia, en cualquier otro
tema, el arma afable de la crítica hubiera jugado su papel.
Aquí apenas
ha existido o apenas ha tenido efecto alguno. Se sigue siendo
comprensible con tamaño despropósito y, por si fuera poco, se añade que
“se entienden las razones” de un voto independentista por aquellos que
dicen no serlo. Ni siquiera nacionalistas afirman.
5. Se sigue
sosteniendo, sin justificación actualizada para ello, que el 80% de los
ciudadanas y ciudadanos catalanes están a favor del “dret a decidir”
(tal vez fue así en algún momento.. y habría que verlo).
A pesar de lo
sabido, a pesar de los resultados electorales más recientes, casi nadie
se atreve a cuestionar un dato que se ofrece, una vez más, como
postulado geométrico indiscutible. La idea de fondo: menos los
neofascistas y fascistas españoles o españolistas, menos los odiados
botiflers, en Cataluña todo el mundo “com cal” está por el ejercicio de
ese derecho.
6. Pero, como se sabe, ese derecho no existe como
tal. Es un producto político-intelectual de laboratorios (de la UPF)
asociados al independentismo e inspirados en fases y formulaciones del
nacionalismo vasco.
A pesar de ello, Izquierda Unida y Podemos, entre
otras fuerzas, han hecho suyo ese lenguaje y esa reivindicación. Por
convicción, por mala conciencia, por confusión o por necesidad de llegar
a acuerdos con fuerzas y nombres que, hoy por hoy, dominan una parte
del panorama institucional catalán.
7. Las manifestaciones 11S
de estos últimos años en Cataluña se han presentado, usualmente, como
movilizaciones a favor del dret a decidir. Pero, como es de toda
evidencia, se haya asistido o no a ellas, han sido realmente
movilizaciones a favor de la secesión, de la independencia, con la clara
participación de las instituciones de gobierno de la Generalitat (sin
mandato ciudadano para ello) a pesar de que por TV3 y medios
intoxicadores afines se ha hablado insistentemente del protagonismo de
la sociedad civil en todo este “proceso”.
Pensemos, por ejemplo, en la
actual ubicación institucional de la que fue “líder” de ese movimiento
que tanto emocionó a algunos dirigentes de izquierdas (llantos, reales o
teatralizados, incluidos), la política profesional que consideró que
los catalanes habíamos sido esclavos, incluso que seguíamos siendo
esclavos, de los españoles.
¡Y no pasó nada, y no pasa nada! Como se
sabe, un sector de las izquierdas estuvo presente en esas
movilizaciones.
8. Pero el movimiento nacionalista catalán,
como acaso no podía ser de otro modo, no sólo es, hoy por hoy, un
movimiento nacionalista sececionista fuertemente neoliberal y pro UE y
euro en su conjunto (la única excepción es la CUP) sino netamente
antiespañol. Sin apenas distingos. Todo, en este caso, en el caso
español, es uno y lo mismo: bazofia, zafiedad, fascismo y atraso-lejanía
de la Modernidad.
9. La mitificación de la historia de
Cataluña, pensemos en el propio himno, en “Els Segadors” por ejemplo, es
de manual. También la izquierda ha contribuido lo suyo en este punto y
los comentarios críticos y documentados, existentes sin duda, son muy
minoritarios.
10. La izquierda, las izquierdas si se quiere, en
otras circunstancias históricas, nada que ver con las actuales, defendió
estatutos de autonomía e incluso del derecho de autodeterminación del
pueblo catalán (no solamente del pueblo catalán por supuesto).
Pero,
inmediatamente después, enseñaba sus cartas, su defensa del federalismo,
de la unión de todos los pueblos de España (del “Estado español” hemos
dicho erróneamente en miles de ocasiones).
Pero esta última arista está
casi olvidaba cuando se habla aquí, en Cataluña, por parte de casi
todos. ¿Cuántas jornadas sobre federalismo ha organizado la izquierda en
estos últimos años?
11. Durante 35 años, más tiempo si lo
miramos con perspectiva histórica, se ha trabajado política y
culturalmente para crear muros y líneas de separación entre Cataluña y
el resto de España (de España, sin el resto e inconsistentemente, en el
lenguaje nacionalista).
Simplificando un poco, pero no mucho: la
modernidad, lo avanzado y lo interesante está en Cataluña; lo zafio,
atrasado y aburrido en España, que impide que Cataluña se desarrolle
plenamente, llegue a su Ítaca y sea de nuevo, así se afirma en el himno,
rica i plena.
- 11.1. ¿A qué plenitud cabe preguntarse? ¿Rica? ¿Qué tipo de riqueza?
12. La inmersión lingüística, que no es tal hablando con propiedad
(sólo lo es para las familias no catalanoparlantes, no para la mía por
ejemplo), es una de las estrategias centrales del nacionalismo
(independentista o no).
Por detrás de esta supuesta e inocente defensa
de la lengua catalana (que, por supuesto, nadie quiere atacar, ¡es
también nuestra!), el intento de homogeneizar una sociedad diversa y en
absoluto homogénea en su cultura y sus lenguas, para riqueza de todos, y
la consideración de que la única propia de Cataluña ha sido, es y será
el catalán. Todas las otras lenguas (menos el aranés) son impropias.
- 12.1. El maltrato (oficial, institucional, no el que se da de hecho en las aulas que, en general, no es tal o no es tan acentuado) al castellano y a sus hablantes es de manual. Y de denuncia. ¿A qué viene montar cirios y más cirios, y liarla mil veces, por dar tres horas de Matemáticas por semana en castellano? ¿De dónde se infiere el ataque al catalán por una medida de este tipo? Los de Aula, donde estudiaron Mas y sus hijos, ¿son anticatalanistas por realizar esa práctica educativa?
13. La visión cultural del nacionalismo suele ser (con excepciones
interesantes) fuertemente uniformista: Lluís Llach es cultura catalana.
Miguel Poveda no lo es, es cultura impuesta o ajena. Para disolver
dudas, véaser TV3 cualquier día del año (fiestas de guardar incluidas).
14. Al nacionalismo catalán, al realmente existente, los lazos
familiares, de amistad, de reconocimiento mutuo, con el resto de pueblos
españoles les importa un higo. Nada de nada. Digan lo que digan, cuando
hablan de esos territorios para ellos comanches en cualquier ágora que
no esté por ellos controlada.
Eso sí, cuando se ponen cultos, añaden que
ellos admiran la cultura castellana o española (depende del caso)… pero
como cultura externa, como se puede admirar la cultura alemana, la
danesa o la chilena. Sin más proximidades ni vinculaciones.
15.
Sin ser admitido por el nacionalismo, el catalanismo, la consideración
de Cataluña como nación (región en otros momentos: recordemos “La Lliga
regionalista”), con identidad propia, con fuerte singularidad, etc, no
implica forzosamente ser partidario de ninguna opción política
secesionista o afín en este ámbito.
Se puede ser catalanista y ser
partidario de un estatuto de autonomía o incluso de un Estado
republicano federal o unitario que cuide y abone la diversidad de
culturas y lenguas
existentes.
- 15.1. Por supuesto: no se es menos catalán por ello. No se es un botifler
16. No ser catalanista (aunque puede admirarse la cultura catalana o
algunos rasgos de esa cultura o culturas, no todos como es evidente y
como nos ocurre cuando hablamos en general de la “cultura española” o la
“cultura alemana”) no es equivalente a ser facha.
- 16.1. No ser españolista parece conveniente. Pues tal vez lo mismo a día de hoy, no hace 40 años.
17. Causa perplejidad, por decirlo suavemente, que algunos líderes del
movimiento secesionista cambien la grafía de sus apellidos. ¿Por qué?
¿Para mejor integrarse? ¿Dónde? ¿No estábamos por aquello de que “qui
perd els orígens, perd identitat”? ¿Se imaginan a Hidalgo o Valls
afrancesando sus apellidos o a políticos españoles de origen catalán
“españolizando” los suyos?
18. Que las organizaciones políticas
que supuestamente defienden el federalismo no tengan aquí, en Cataluña,
una estructura federal es otro de los misterios de una cripta que está
más que embrujada.
19. Como es de toda evidencia el derecho de
autodeterminación del que antes se hablaba no encaja de ninguna manera
en el caso de Cataluña que no es una colonia ni una semicolonia, ni lo
ha sido nunca propiamente. Nada que ver.
La exageración y manipulación
es de libro básico. Es casi un insulto hablar en estos términos en una
de las comunidades (globalmente) más ricas de España. No hay relación
centro-periferia en este caso como todo el mundo sabe.
20. La
indefinición de los sectores de la izquierda transformadora (a excepción
de la CUP, cuya política de pactos resulta inconcebible a este
comentarista, al igual que su política de apoyo explícito a ERC en las
últimas elecciones) es más que evidente.
Nadie ha podido saber si “En
comú podem” estaba o no estaba por una posición federal. Sin ninguna
duda, hay que admitirlo, la posición de la actual dirección del PSC,
pienso en Miquel Iceta, ha sido mucho más clara y de interés en este
asunto (no hablo de otros temas y no digo siempre).
21. A estas
alturas de la jugada, parece que la apuesta convergente por el
secesionismo tienen dos nudos: responder, desde una óptica neoliberal
conservadora, a las movilizaciones del 15M, a lo que ha significado el
15M como punto de inflexión, y, al mismo tiempo, a reorientar las
preocupaciones ciudadanas (Sani Vila lo ha declarado explícitamente)
ante las políticas neoliberales de los gobiernos Mas, entre las más
duras del país. Recuérdese: apoyada por el PP de Cataluña en sus
momentos iniciales.
22. Causa vergüenza tener que señalarlo pero
las risas soberbias y descalificaciones ante los votantes del PP (¡cómo
pueden votar a un partido tan corrupto!, ¡la España profunda es
incorregible!, etc), olvidan, porque quieren olvidarlo, que aquí, en
Cataluña, no en la España oscura, escondida y profunda, JxS tuvo un 38 o
39% de los votos en las elecciones del 27S, a pesar de estar dirigida
por un partido que se reconoció y reconoce en el principal mangante,
manipulador y tergiversador del país: don Jordi Pujol i Soley y su más
que tenebroso clan familiar. ¿De qué podemos dar lecciones los electores
catalanes, el pueblo catalán, la ciudadanía catalana?
No me extiendo más. (...)" (Salvador López Arnal , Rebelión, 23/07/16)
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