"(...) En cuanto al hombre que se va, qué decir. Lo vi en su comparecencia.
Aseguró que conservaba el mando. Dijo, por ejemplo, que se marcha porque
así se lo ha ordenado a sí mismo. Y aún más. Dijo el cadáver que se
siente relevado de todos los compromisos que adoptó al morir. Y que
igual se presenta a las próximas elecciones en su Babieca.
Fue hasta
doloroso verle despedirse sin atisbo de solemnidad ni grandeza. Como al
que descienden de planta. Nunca como ayer se reveló su esqueleto gris
debajo de la máscara. Qué buen jefe de planta habría sido. Y con
idiomas.
El proceso de sedición catalana ha cambiado. Bajo la
presidencia de Artur Mas todos los esfuerzos estuvieron encaminados a
que el sistema se adhiriera a la independencia. Que la independencia
fuera mainstream. A partir de ahora la independencia está en
manos del antisistema. Sus posibilidades de prosperar siempre fueron
escasísimas. Ahora son nulas.
La retirada de Mas precipita lo que
era una evidencia desde las elecciones: y es que no había clase
dirigente, burguesía, clase media comprometidas con la independencia en
un grado y modo suficientes.
El proyecto está muerto. Su líder está
muerto. Creo que Mas era honrado y decía la verdad cuando se presentaba
como la clave de bóveda del estúpido edificio que había levantado. Ahora
ya no hay ni clave ni bóveda ni edificio. Sólo la estupidez permanece.
Debo
decirles, queridos españoles de Madrit y de la urgente coalición, que
en los próximos meses habrá serios problemas. Una banda de
descerebrados, desde Oriol Junqueras hasta uno, el que pongan, de la
CUP, pasando por el 130 presidente de la Generalidad, está convencida de
que el asalto al estado de Derecho es posible, y en 18 meses. Su única
posibilidad de supervivencia es la tópica de Lenin: «La revolución es
una bicicleta y si no pedaleas se cae.»
La mala noticia es que Cataluña aún no ha tocado fondo. La buena es que ya falta poco." (Arcadi España, El Mundo, 09/01/16)
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