8/7/15

El independentismo catalán se enreda en el lío de la lista electoral.

"Autobús de Campanya, la cuenta de Twitter que comenta con agudo humor sarcástico la actualidad política catalana, lanzó el 2 de julio un tuit que resumía mejor que nadie el lío en el que el mundo independentista se ha metido para confeccionar una lista conjunta para las elecciones del 27-S: "Mas ofrecerá una lista conjunta sin personas".

El líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, tampoco se anduvo por las ramas: "Mas y Junqueras, compitiendo para que no haya políticos en una lista independentista. ¡Qué disparate!", disparaba en un tuit el mismo día 2, seguido inmediatamente de otro: "Si me creyera esta comedia, diría que han perdido definitivamente el oremus, Seriedad, por favor".

1/2 Mas i Junqueras, competint perquè no hi hagi polítics en una llista independentista. Quin disbarat! -Duran

— Duran i Lleida (@DuranLleida) julio 2, 2015

Aunque Duran no lo explicitara, seguro que pensaba que la comedia era de enredo. No de otra manera pueden calificarse las idas y venidas --como las puertas que se abren y se cierran en los vodeviles-- en torno a la lista única o conjunta que el independentismo aún discute.

El penúltimo episodio --el último aún está por llegar-- es la respuesta que las entidades soberanistas, Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, han dado a la propuesta hecha por Artur Mas el pasado 20 de junio en un acto celebrado en la población de Molins de Rei, en el antiguo cinturón rojo de Barcelona.

 Allí, Mas emplazó a las entidades a tomar en sus manos el proceso soberanista y elaborar una lista conjunta del independentismo con personalidades de la sociedad civil en la que él estaba dispuesto a asumir el papel que le asignasen.

Con o sin políticos

La oferta de Mas, que ponía en un brete a la ANC y a Òmnium e inducía una posible división interna de las dos organizaciones --integradas por militantes de CDC, de ERC y de otros partidos, y por afiliados sin militancia--, fue inmediatamente replicada por el líder de Esquerra, Oriol Junqueras, que propuso una lista sin políticos.

Después de tres años de proceso soberanista, llegábamos así a la antipolítica, primando una lista electoral sin políticos, aunque, como se desprende del tuit de Duran Lleida, nadie se tomara en serio la alternativa de que quienes habían encabezado el proceso se retiraran ahora a los cuarteles de invierno.

Pues bien, de las dos entidades soberanistas emplazadas, una, Òmnium, se decanta por aceptar el reto de Mas de encabezar el proceso, pero con una lista sin políticos, comprando de esta manera la idea de Junqueras. La ANC, sin embargo, se inclina por la elaboración de una lista en la que sí figuren los políticos.

Òmnium lo decidió con un simple debate de sus órganos directivos, mientras que la ANC sometió a sus 33.000 afiliados una pregunta tan enrevesada y ambigua que permitiera después diversas interpretaciones: "¿Quiere que la ANC busque las complicidades necesarias con otras entidades y fuerzas políticas para impulsar una propuesta electoral de la máxima transversalidad para garantizar el carácter plebiscitario del 27-S que nos lleve a la independencia de Cataluña?". 

El 96% de los 11.239 socios que votaron dijeron que sí (hubo además 5.000 votos por correo electrónico), pero sin aclarar si la lista debía ser solo civil o también política.

 Ahora, el presidente de la ANC, Jordi Sànchez, interpreta que los políticos deben estar en la lista, mientras que Muriel Casals, su homóloga en Òmnium, insiste en que los "políticos en activo" no deben hacerlo. Es más, sostiene que el próximo presidente de la Generalitat debería ser un cargo honorífico y que gobernara un conseller en cap (primer ministro), que no es necesario que sea diputado, según la ley.

 En la misma línea antipolítica, Casals defiende que el nuevo Parlament no haga política durante un año y se dedique solo a "la desconexión con España". Una vez conseguida, se celebrarían nuevas elecciones, estas ya sí normales.

A estos niveles de sofisticación y de bizantinismo ha llegado el procés. Pero, como nadie se cree que no haya políticos en las listas --CDC ya se ha expresado en contra-- ni está nada clara la candidatura conjunta independentista --Jordi Sànchez no descarta que se fomen "dos o tres"--, la realidad es que todo vuelve a la casilla de salida. 

¿Para qué ha servido entonces la consulta a las entidades y las incesantes comparecencias de sus responsables en los medios de comunicación públicos?

La pregunta del millón sigue siendo qué hará ERC. ¿Aceptará integrar la misma lista de Mas? En los últimos días, diversos portavoces se han mostrado abiertos a la "confluencia" --como se dice ahora-- en una candidatura civil sin presencia de políticos, pero recordando siempre que su primera opción es aplicar el pacto CDC-ERC de enero pasado en el que se acordaron listas separadas con puntos comunes.

Para contrarrestar el impulso de Mas hacia la unidad, y no quedar como quien obstaculiza el pacto, ERC ha tenido también la ocurrencia de proponer desde ahora la formación de un Gobierno de concentración. ¿Un Gobierno de concentración antes de saber quién gana las elecciones? ¿Se da ya por supuesto el resultado? ¿Se trata de otra aportación del procés a la ciencia política?

 Todos estos movimientos tacticistas --el recurso a las entidades soberanistas, sobre todo-- expresan en el fondo la incapacidad de los dos grandes partidos soberanistas --CDC y ERC-- para ponerse de acuerdo porque, como es natural, compiten prácticamente por el mismo espacio y por el liderazgo del proceso. 

Expresan también el temor ante la otra "confluencia", la de ICV, Podemos y otras fuerzas de izquierda, que pone en primer plano la cuestión social, en detrimento de la independencia, y que la última encuesta de El Periódico coloca en situación de disputar la victoria a Mas. (...)"             (José Antonio Sorolla, Zoom News, 07/07/2015)

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