"Los historiadores se han hecho cargo de la memoria sobre el terrorismo
en el País Vasco (1968-2010), tras la proliferación de aportaciones y
testimonios de políticos y periodistas
Un informe encargado hace un año por el Gobierno vasco a reconocidos historiadores profesionales,
vinculados a la Universidad del País Vasco y pertenecientes al
Instituto Valentín de Foronda, acaba de ver la luz y arroja una
conclusión: Euskadi no fue víctima de un conflicto con el Estado sino de
un intento de imposición de un proyecto totalitario por parte de ETA.
Esta tesis central se desprende de la extensa información aportada
por los historiadores Raúl López Romo, Luis Castells, Antonio Ribera y
José Antonio Pérez, sostenida por abundante bibliografía, fondos
audiovisuales, una amplia base de datos y un informe de más de un
centenar de páginas.
Aunque los historiadores han primado con creces la información sobre
la opinión, su informe defiende esa tesis, de gran calado político, que
irrumpe, además, en pleno debate en la sociedad vasca de exigencia a la izquierda abertzale de que admita el daño injusto causado por ETA y no se atrinchere en la tesis del “conflicto” para eludir su responsabilidad en el pasado.
Coincide con la declaración institucional del Gobierno vasco en el
15º aniversario del asesinato del exconsejero Fernando Buesa, en la que
exigió a la izquierda abertzale esa autocrítica y reconoció que
el Gobierno de Juan José Ibarretxe no estuvo a la altura. “No se puede
pasar página con el argumento de que hay que mirar para adelante. Antes de olvidar hay que aclarar el porqué del terrorismo y su pretensión totalitaria, pensando en las futuras generaciones”, dice Castells.
Un primer dato relevante avala la tesis del proyecto totalitario de
ETA sobre la del conflicto. Durante la dictadura (1968-1975), la etapa
de carencia de todo tipo de libertades, el terrorismo asesinó tan solo
al 5% de las víctimas mortales de toda su historia (1968-2010).
El
grueso de la actividad terrorista se concentró en la Transición
(1976-1981), con 336 personas asesinadas (37%), y en la etapa de
consolidación democrática (1982-1994), 435 personas asesinadas (46%). En
la etapa final (1995-2010) descendió al 11% y a 98 personas asesinadas.
Fue en el breve periodo de la Transición en el que se concentró el
mayor porcentaje de muertes por año (56%), seguido de la etapa de
consolidación democrática (33%) y a mucha distancia de la etapa final
(6%) y la dictadura (5,6%). El año con mayor número de muertos fue 1980,
con 118, 96 de ellos por ETA y organizaciones afines (y 22 de grupos
parapoliciales). Ese año se constituyó el Parlamento vasco.
Y el segundo
año más cruento fue 1979, con 80 asesinatos de ETA. Ese año se refrendó
el Estatuto de Gernika. Lo que demuestra que ETA concentró su principal
esfuerzo en tratar de desestabilizar la democracia en España y la
autonomía vasca.
Los historiadores precisan que de las 914 víctimas del terrorismo en
el periodo estudiado (1968-2010, que coincide con el primer y último
atentado de ETA), 845 personas, el 92% lo fueron por esta banda.
Otras
62 personas (7%), fueron asesinadas por grupos parapoliciales o de
extrema derecha (BVE y GAL, principalmente) y 7 (1%) tienen un origen
desconocido. López Romo precisa: “Tras el final de la dictadura, el principal responsable del terrorismo es ETA,
cuya actuación ha configurado el marco del proceso histórico del
terrorismo en Euskadi. ETA marcó el principio y el final del
terrorismo”. (...)
Aclara, también, que, a diferencia de Irlanda del Norte, “en el País
Vasco no hubo dos bandas terroristas enfrentadas, con un apoyo social
similar. Aquí solo hubo una, ETA, que contó con un importante apoyo en
la calle. Los grupos parapoliciales no tenían apoyo social y su
actividad, igual de rechazable, fue mucho menor y efímera”.
Lo avala el
que el 76% de los asesinatos de ETA durante la Transición (1976-1981) y
el 82% durante la etapa de consolidación democrática (1982-1995) no
generaron movilización social de apoyo, lo que sí sucedía cuando los
muertos eran etarras.
Los historiadores constatan cómo la situación cambió radicalmente a partir del asesinato del edil del PP Miguel Ángel Blanco, en 1997,
con la multitudinaria respuesta a la “estrategia del sufrimiento” de
ETA. No obstante, con el Pacto de Ajuria Enea de 1988 y la irrupción de
Gesto por la Paz dos años antes se inició una respuesta social
sistemática y el rechazo a la tesis etarra del “conflicto”.
El
Euskobarómetro, subraya el informe, marcó esta evolución. En la
izquierda abertzale el apoyo total a ETA pasó de un 20%, en 1995, a un 3% en 2007. (...)" (
Luis R. Aizpeolea , El País,
11 MAR 2015)
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