17/9/14

Los escoceses tendrán que votar sin respuestas claras a sus preguntas elementales sobre, por ejemplo, qué pasaría con las pensiones

"(...) Sin embargo, tampoco ha sido ejemplar ni mucho menos el comportamiento de Alex Salmond y su partido, cuyos métodos han rozado la manipulación en varios casos.

Fijémonos en la cuestión altamente conflictiva de la moneda. Salmond ha insistido en que una Escocia independiente tendría derecho a seguir usando la libra esterlina estableciendo una unión puramente monetaria con Reino Unido, a pesar del rechazo tajante de Westminster por no querer asumir los riesgos de una unión monetaria sin unión política (en coherencia con su postura sobre el euro). Salmond ha amenazado con no pagar su parte de la deuda británica si Escocia acaba fuera de la libra.

En este y otros asuntos conflictivos —como el de si Escocia seguiría perteneciendo a la UE y a la OTAN— puede ser (o no) que los dirigentes de Westminster y de las organizaciones internacionales relevantes acaben suavizando sus posturas en ciertos aspectos en el caso de que gane el sí. 

 Pero esto no cambia la inadecuada actitud altanera de Salmond y su equipo al presumir de que sus propuestas son las únicas certeras. No todo puede ser decidido por la “voluntad soberana” de Escocia cuando tiene implicaciones para otros países.

En otros ámbitos donde no existe tal incertidumbre política y jurídica hay ejemplos más flagrantes de tergiversación de los hechos. Una de las medidas del Gobierno británico que ha sido muy criticada es la progresiva privatización de la sanidad pública.

 Salmond ha ganado apoyos sosteniendo que la independencia garantizará que tales privatizaciones no acaben reduciendo la financiación de la sanidad pública en Escocia a pesar de que la sanidad, en su faceta de gestión, ya es competencia del Gobierno escocés, que también ha privatizado lo que le ha parecido oportuno.

Lo único que se ha pactado es la celebración del referéndum, pero no cómo se separaría Escocia de Reino Unido. Este aspecto ha quedado postergado hasta después del referéndum, caso de que ganara el sí. 

 Los ciudadanos tendrán que votar sin respuestas claras a sus preguntas elementales sobre, por ejemplo, qué pasaría con las pensiones. No bastan las promesas sin fondo de Salmond de que habrá dinero para todo. El debate político por parte de ambos lados ha sido muy pobre por basarse en hipótesis y retórica política más que en datos concretos.

Así el referéndum que se elogia desde fuera como un ejercicio ejemplar de la democracia ha ido degenerando en un espejismo distorsionado del mismo por culpa de las decisiones y del comportamiento de los políticos. (...)"               ( , El País, 12 SEP 2014)

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