17/7/14

Hablan de los españoles como del otro, de gente de fuera. Deben de tener dudas sobre su identidad

"(...) No deja de sorprenderle el clima político de Cataluña. “Fui a Barcelona a fin de año y en lugar de árboles de Navidad, encontré esteladas”. Lo primero que le sorprendió al profesor Rodríguez Mora al llegar a Escocia fue constatar que el nacionalismo no es “el dueño de la calle” y que todos los puntos de vista son recibidos sin hostilidad. 

 Los promotores del movimiento por la escisión Yes, Scotland insisten en que “la clave para la victoria es la persuasión positiva” y que la intolerancia es inaceptable.

“Hay similitudes con Cataluña pero de tipo sentimental”, indica Jane Darroch, 49 años, diseñadora de libros, madre de dos hijos, nacida en Glasgow y residente en Barcelona. “Lo nuestro es la identidad y un modelo social más justo. No me gusta el nacionalismo porque sé que cuando vas con una bandera diciendo que eres esto estás también diciéndole al otro: tú no eres como yo. 

He vivido en Inglaterra y me molesta la animadversión contra los ingleses, pero reconozco que cuando oigo un acento galés o irlandés por aquí me paro a hablar y si el acento es inglés, no”.

“Ahora hay familias en guerra. En la mía, las cosas están fifty-fifty. No veo claro el proyecto independentista. Lo que más me fastidiaría es que nos fuéramos y nos quedáramos con la reina. Puede surgir un conflicto social”, apunta.

El periodista Stephen Burgen, residente en Barcelona, observa con perplejidad “la mala leche” de las relaciones de Cataluña con España. Asegura que a Alex Salmond jamás se le ocurriría hablar así de los ingleses y de Londres:

 “Hay un ambiente muy feo; hablan de los españoles como del otro, de gente de fuera. Deben de tener dudas sobre su identidad porque se pasan el día proclamando que no son españoles. 

Además, los nacionalistas no cuentan nada de su modelo y tampoco son críticos con sus dirigentes corruptos. Dicen que si no comparten sus impuestos con el resto de españoles serán el séptimo país más rico de Europa. ¡Menudo argumento!”.    ( , El País, Edimburgo 7 JUL 2014)

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