" Bajo el título “A favor de España, el coste la ruptura”, el partido de Rosa Díez aborda las “cláusulas psicosociales del contrato secesionista” que promueve el Gobierno de Artur Mas
y pone el acento en que hay grandes riesgos de que ese supuesto Estado
catalán pudiera ser “menos humano y justo que el Estado del que se
escindiera”.
En su argumentación, estos especialistas auguran que los dirigentes
nacionalistas llevarían a cabo, a toda costa, la búsqueda de un “enemigo
interno o externo”, lo que denominan como “chivos expiatorios”.
Recuerdan que la lista de chivos expiatorios en situaciones de crisis
es interminable y citan los casos de los judíos, kurdos, gitanos,
tutsis, cristianos o musulmanes.
En este punto, los expertos advierten de que ya hay antecedentes preocupantes de racismo
al respecto, principalmente contra Andalucía y Extremadura, en el
discurso de responsables políticos que ahora aspiran a la secesión.
Así,
aluden, por ejemplo, al caso del concejal independentista que, en 2008,
invitaba a “apadrinar niños extremeños” en su blog,
acompañándolo de una fotografía de niños semidesnudos en medios de un
lodazal. Aquella sonada polémica terminó con el edil enjuiciado por
ultraje a la nación.
Según los psicólogos, el concejal pretendió así reivindicar una
“excesiva” solidaridad con un estereotipo de “español sucio, pobre e
incapaz, es decir, digno de desprecio”. Ante ello, afirman que “es más
que probable que la nueva nación (Cataluña) cree sus propios chivos
expiatorios si, como también es más que probable, no llega al paraíso prometido tras la escisión”.
De este modo, añaden que “los políticos saben que los enemigos internos
y externos son una fórmula infalible para no abordar otros problemas y
generar cohesión y lealtad”.
En la misma línea, los autores del ensayo aseguran que habría una
“categorización social” (no valdría otra categoría que la de ciudadano
catalán en un Estado independiente), que derivaría en discriminación.
“Una persona que vive en una nueva nación, pero no se ajusta al perfil
categorial ideal de nuevo ciudadano, pasará de ser un ciudadano de primera a ser un ciudadano de segunda”, señalan.
Por otro lado, los expertos están convencidos de que la "relativización del individuo en aras de la nación" destruye o deforma no sólo la vida pública sino también la vida privada. Aquí, advierten que la deriva independentista tomada por Cataluña dividirá a las familias, a las amistades, a los conocidos, entre los que “ven” y los “ciegos”.
“Una de las características más importantes de una democracia, la
tolerancia, desaparece o sufre notablemente porque así lo exige la
Nación", precisan. También se detiene el libro en la utilización de niños para actos independentistas, como ocurrió hace unos meses con su participación en la cadena humana Vía Catalana.
Según el texto difundido por UPyD, el riesgo psicosocial derivado de
incluir a los niños en un escenario de conflicto político es, a largo
plazo, “atroz”, porque tales iniciativas pueden generar “perfectos seguidores” inmunes al sufrimiento de los “otros”.
En otro apartado, la formación magenta suscribe la comparación del discurso nacionalista catalán con las reivindicaciones del Tea Party estadounidense.
Un movimiento, sostienen los autores, que reivindica precisamente la
“disolución del Estado protector de los que no tienen casi nada en aras
del interés de los que tienen casi todo”. (...)" (Vox Pópuli, 06/12/2013)
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