"(...) Por eso hay que explicar que la independencia no es la panacea que
pretenden sus apóstoles. Que sus costes son mayores que sus beneficios y
que los riesgos son elevadísimos.
En el aspecto económico la independencia implicaría menos PIB, menos
ingresos tributarios y más gasto público. Llevaría a la quiebra a muchas
empresas que dependen del mercado español, forzaría a los bancos a
situar su domicilio en España, para conservar su negocio y poder seguir
bajo el amparo del BCE.
Forzaría a tener que abandonar el euro para
hacer frente a la crisis inical y la fuga de capitales. Consecuencias
todas ellas infinitamente más graves que la existencia de un déficit
fiscal, real en los tiempos de bonanza pero inflado por los cálculos de
la Generalidad, e inexistente ahora mismo por efecto de la caída de
ingresos tributarios y su sustitución por endeudamiento público.
La
existencia de tensiones entre regiones ricas y pobres es consustancial a
todos los paises y a la propia UE. Pero para solventar estas cuestiones
esta la negociación. Si Los alemanes pensaran como los nacionalistas
catalanes, la UE no existiría. (...)
Por todo ello, creo que asumir los riesgos evidentes de un proceso
secesionista carece de justificación objetiva. Asumir el riesgo de salir
de la UE, de que haya conflictos que acaben con víctimas, retrasar o
poner en peligro la salida de la crisis, para conseguir que el
presidente de turno hable en catalán en la ONU, no me motiva lo
suficiente.
Claro que para los políticos soberanistas la situación les
permite continuar en el poder en tiempos difíciles. En lugar de aceptar
su condición de servidores públicos y conformarse con quemarse por causa
de la crisis económica, nuestros políticos soberanistas han decidido
poner a todos en riesgo para salvar su puesto de trabajo.
Por todo ello no soy independentista. Nacionalista no lo seré nunca
porque es una ideología que no comparto. Independentista lo hubiera sido
en 1945, si las tropas aliadas nos hubieran liberado de sufrir el
franquismo, pero, hoy, no siento el menor interés ni material, ni ético,
ni estético." (Francesc Moreno, Crónica Global, Domingo, 22 de diciembre de 2013)
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