24/9/13

La independencia escocesa es el único escenario en el cual se podrán adoptar políticas progresistas de clase

"(...) Pero el puñado de escritores de renombre que apoyan el “Yes”, son casi todos republicanos de izquierdas que rechazan el nacionalismo tal y como lo define el SNP. “McIlvanney pasa a Salmond muy por la izquierda: Salmond estaba cortejando a Donald Trump y Rupert Murdoch pero McIlvanney y otros quieren un movimiento de base amplia y socialista”, dijo Hames mientras comíamos en Oran Mor.

Kelman me explicó su posición en un email: “Estoy totalmente opuesto al nacionalismo. Abomino el nacionalismo pero defiendo la independencia”, explica. Esta posición, añade, “es muy difícil de entender en el Reino Unido pero existe un argumento en favor de una independencia de izquierdas que no es nacionalista; los republicanos socialistas, anarquistas apoyamos la independencia pero NO (sic) el nacionalismo”.

 Alasdair Gray coincide con esa posición que  plantea la autodeterminación del pueblo escocés como una reivindicación que no es nacionalista sino un principio de soberanía democrática que permitirá que Escocia siga su propio camino hacia el socialismo  republicano.

 Existe, dice Hames “una enorme crisis de legitimidad política en Escocia que llamamos el Escenario Doomsday ya que tenemos un gobierno en Londres que carece de cualquier mandato en Escocia”.. No hay diputados conservadores en Escocia.

 “Cuando McIlvanney habló ante la conferencia del SNP en 1987, calificó a Margaret Thatcher como un “gamberra cultural” lo cual reforzó la idea de que el thatcherismo estaba fundamentalmente enfrentado a las tradiciones comunitarias escocesas”, dice Hames.

 De modo que, existe un argumento que plantea la independencia  como el único escenario en el cual se podrá adoptar políticas progresistas de clase, al margen de cuestiones relacionadas con la identidad nacional.

En torno  a esas reivindicaciones de derechos democráticos, republicanos y de defensa de las conquistas sociales,  los escritores escoceses quieren resucitar la campaña del SÍ. (...)

Esta visión de una Escocia equitativa puede ganar votos para la campaña del SÍ. Sondeo tras sondeo ha dejado bastante claro que la opinión publica escocesa defiende valores sociales en mayor  medida que la inglesa (Aunque cabe añadir que el rechazo al conservadurismo desregulador en Escocia se comparte en el norte de Inglaterra , donde los tories tampoco cuentan con una base significativa de apoyo). 

 Curiosamente, esta nueva configuración del independentismo escocés se parece bastante al croquis de un nuevo nacionalismo británico planteado por el joven laborista escocés Gordon Brown en 1975.

 Brown planteó entonces una identidad británica  liberada de lazos peligrosos de etnía excluyente, nostalgia imperial,  o folclorismo conservador al plantear que los símbolos del patriotismo británico deberían ser los logros sociales por los que luchó el movimiento laborista, conquistas como la National Health Service, el Estado de bienestar, los sindicatos.

 Como escribió Neil Ascherson en el London Review of Books  en abril del 2007, esta forma de definir una “nación”, “es admirable porque es fundamentalmente subversivo; el patriotismo que se construye en torno a una institución de reforma en el nombre del pueblo es un concepto republicano”.

 Pese a los intentos de Danny Boyle (que llevó Trainspotting de Welsh a la gran pantalla) en su celebración del Britishness progresista de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres el año pasado, ha resultado imposible forjar una identidad británica progresista  en torno a esas ideas, en parte por la carga de un pasado imperial, en parte por la concentración de la riqueza y de los valores conservadores y neoliberales en el sur de Inglaterra.

 Pero, en Escocia –donde existe un escepticismo mucho más extendido respecto a la monarquía y un compromiso mucho mayor con los servicios públicos- puede ser posible.

 Una campaña basada en el Common Weal permitiría también superar la banalización de la identidad escocesa en torno a símbolos folclóricos, gaitas, embutido haggis y faldas escocesas de tela tartan (quizás, incluso de categorías literarias como el Tartan noir). Porque cualquiera que llega a Glasgow quedará impresionado por la ausencia de esos iconos tradicionalistas y tópicos en la comunidad imaginada escocesa. 

Al llegar a la ciudad el mes pasado a las 10 de la noche, pregunté cual seria el mejor restaurante para cenar y tres personas me respondieron con visible orgullo que Glasgow tiene los mejores restaurantes hindúes del Reino Unido. (...)"                    (Andy Robinson , La vanguardia, 12/08/2013)

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