"(...)Cuando se creó, Federalistes d'Esquerra pidió el voto para
las opciones federalistas en las autonómicas. Y finalmente estas, en
conjunto, perdieron apoyo
Creo que es inaceptable la interpretación que se ha hecho desde el
soberanismo. El tópico que dicen es que "no hay federalistas". En el año
74 no había autonomistas, y se creó un Estado autonómico que no es
ninguna tontería. El presupuesto de la Generalidad es 10 ó 15 veces el
de un país como Chile.
En un reciente debate en el Congreso, todos los
partidos estaban a favor de una reforma constitucional. Todos, incluso
el PP, con el matiz de que decía que ahora no era el momento. El PSOE,
que es el primer partido de la oposición, y también Izquierda Unida, ya
están diciendo que están a favor de una reforma federal.
¿Es que esto no
tiene ninguna importancia? Y miremos la encuesta de El País
del pasado domingo: 40% del resto de españoles estaban a favor de una
reforma federal. El soberanismo dice que no hay federalistas fuera de
Cataluña, pero resulta que hay un 40%. Y en Cataluña, un 50%.
El
problema no es que la gente no vea con simpatía una salida federal. El
problema es que esta salida federal no acaba de articularse
políticamente. Por eso los adversarios castigan con un mensaje
distorsionador, diciendo que no hay más respuesta que el unionismo. (...)
El mismo miércoles... ¿qué hace el Telenotícies de TV3 cerrando con la foto fija de una estelada?
Si insistes todo el día diciendo que lo único bueno para Cataluña es la
independencia, el mensaje es que los no independentistas no quieren el
bien de Cataluña. Este es un mensaje muy potente, que se está repitiendo
constantemente, y que, obviamente, ha creado tendencia.
¿Esta dirección de la tendencia es reversible?
La historia indica que, del mismo modo que las personas se equivocan,
los pueblos se pueden equivocar. La democracia implica respeto a las
opciones mayoritarias, pero sería absurdo decir que, cuando una opción
gana, esta opción pasa a ser la verdad. Las mayorías se pueden
equivocar, y muchos procesos históricos pueden variar. Y, con la
volatilidad extrema que hay ahora en la política, aún más.
Además, la
crisis es una máquina de triturar gobiernos. En el año 2000, cuando el
PP ganó por mayoría absoluta, se creía que tendríamos PP para años.
Decir que este proceso [independentista], que tiene todo este apoyo
popular, es irreversible, me parece un poco osado. Otro ejemplo: ¿en que
ha quedado el Plan Ibarretxe?
En nada.
Es más, el PNV vio muy claro que no le interesa estar cerca de la izquierda abertzale. (...)
¿Federalistes d'Esquerra quiere que haya un referéndum?
Nuestra opción es que esto se plantee en el marco de una reforma
constitucional, no aisladamente. Y tiene que ser un referéndum en el que
se acepten de manera muy clara y nítida las consecuencias, no hacer una
preguntita que no comprometa a nada. No tenemos ningún inconveniente en
que se adopte el modelo de Canadá.
No estamos a favor de que la
aparente salida del proceso sea un acuerdo entre las dos derechas, la
española y la catalana, para volver a un tipo de neogradualismo. No
queremos que se haga una consulta que quede en nada y que la derecha
catalana continúe con el peix al cove y la amenaza de la
independencia.
No, esto no es una salida. El día que el pueblo catalán
pueda decidir si quiere continuar en España o no, hay que hacer antes un
debate democrático bien hecho. Después, es necesario que las
consecuencias sean claras.
No tengo ningún interés en hacer una consulta
de juguete en la que votar independencia no comprometa a nada, en la
que, como no es vinculante, se vote independencia para dar una patada a
Madrid. Este presunto radicalismo retórico que conduce a un pacto entre
las dos derechas, sinceramente, no me interesa.
En el supuesto de que hubiera referéndum, ¿cuál cree que sería el resultado?
Si las dos opciones son el mal llamado unionismo, es decir, dejarlo
todo tal y cómo está, o la independencia, que no se ha concretado, y que
ahora se plantea como el mejor de los mundos sin un debate sólido y
honesto, me parece muy probable que ganaría la independencia. Pero ni me
parece deseable, ni sería un debate genuinamente democrático.
Entonces, ¿preferirían un referéndum con más de una pregunta, y donde se pudiera elegir la opción federal?
Si las cosas se hicieran como nosotros decimos, en el marco de una
reforma constitucional, la opción federal ya se daría por supuesta.
Entonces la pregunta sería: "¿Usted quiere estar en el marco de este
estado federal, o se quiere marchar"?" (Entrevista a Manuel Cruz, Crónica Global, 13/09/2013)
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