20/9/13

Cataluña rechazó dotarse de un concierto económico como el vasco por «insolidario, reaccionario y medieval»

"(...) El presidente Mas escribió el 10 de septiembre un artículo en el New York Times muy curioso. Al margen de la sarta de mitos e inexactitudes históricas –por llamarlas de alguna manera– que contenía, entre las que obviaba la pertenencia de Cataluña a la Corona de Aragón o recordaba el origen tribal de la nación mediterránea, en uno de los párrafos se soltó el pelo y dijo aquello de que España había hecho «concesiones financieras» a los vascos. 

Mas tiene una memoria horrenda. En la presentación del tercer volumen de sus memorias, en abril de 2012, el expresidente Jordi Pujol recordó que en el momento de elaborarse el primer Estatuto, se planteó la posibilidad de que Cataluña reivindicara un concierto a la vasca, pero el Parlamento regional rechazó la propuesta por «insolidario, reaccionario y medieval». 

Estos olvidos son lógicos si uno termina creyéndose que la historia de Cataluña se extiende desde la edad de piedra hasta el 11 de septiembre de 1714. A partir de ahí solo existen, por lo visto, anomalías.

Hace pocas fechas, algún medio catalán reflejaba el malestar que entre el nacionalismo catalán habían causado las declaraciones de Urkullu en las que señalaba que era injusto que el Estado repartiera un déficit a la carta, en la medida en que se castigaría a las comunidades que habían cumplido con las medidas de corrección de las finanzas públicas. 

Aquello fue una ofensa terrible. Existe la sensación, entre el nacionalismo convergente catalán, de que los vascos no tienen amigos en la causa contra el Estado, porque los intereses de Cataluña y de Euskadi son completamente distintos. (...)

Al margen de esta cuestión de liderazgo y vanguardia, en algunos sectores de Euskadi puede causar cierta preocupación que pase lo que pase con el problema catalán, el régimen de concierto económico pueda verse afectado en una hipotética reforma del Estado en términos territoriales. Cualquier escenario es negativo.

 Un modelo de concierto para Cataluña puede disminuir la sobrefinanciación que recibe el País Vasco, gracias a la sustantiva aportación que de forma suplementaria realizan aquella y otras comunidades pudientes a la solidaridad nacional. Por otro lado, la independencia de Cataluña abocaría a una revisión de las relaciones financieras entre el Estado y el País Vasco, pues como región rica tendría que aumentar la suma global destinada a la nivelación regional.

 Desde hace unos años se viene diciendo que el encaje sociopolítico de Euskadi en España es el concierto. Sea o no cierto, lo paradójico del asunto es que una secesión catalana puede abocar al nacionalismo vasco, representado por el PNV, a una situación compleja, en la medida en que sin planteárselo, vería afectado no solo su discurso, sino una estrategia institucional donde se vienen esbozando vaporosas propuestas sobre el «encaje de Euskadi en España». (...)"                (JOSU DE MIGUEL BÁRCENA, EL CORREO 20/09/13, en Fundación para la Libertad)

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