"Hay quien se siente muy orgulloso de haber nacido donde nació. Se trata, supongo, de un orgullo por delegación, porque el nasciturus
suele carecer de capacidad de decisión y nace donde le nacen. Hay
gente, pues, orgullosa de que su madre pariera donde lo hizo y en el
momento en que lo hizo, y de que le enseñaran las primeras palabras en
tal idioma o tal otro. No es nada nuevo. (...)
Deduzco
que mi patria geográfica es Barcelona. Mis padres nacieron en Barcelona
y yo nací en Barcelona. Mi lengua materna es el catalán. En ese
sentido, mi patria es Cataluña. Carezco de sentimientos patrióticos,
salvo una vaga querencia abstracta hacia Barcelona, una ciudad que me
gusta cada día menos. Tengo un pasaporte de España, un país que me gusta
cada día menos.
Dado
que soy catalán, y dadas las circunstancias por todos conocidas, he
acabado formándome una opinión sobre el referéndum que reclaman diversos
partidos catalanes y un sector significativo de la ciudadanía catalana.
Estoy a favor del referéndum.
Sé
que no existe espacio constitucional para esa consulta. También sé que
las constituciones se cambian: me acuerdo de cómo se redactó la
Constitución vigente, y de cómo se ha modificado cada vez que lo ha
exigido la Unión Europea. Eso no es problema. También sé que el simple
hecho de celebrarse el referéndum en el ámbito de la comunidad autónoma
catalana implicaría el reconocimiento de Cataluña como territorio
soberano, y que realizarlo en toda España sería una juerga formidable.
Y
no ignoro el marronazo europeo. La historia, todo eso de si Cataluña ha
sido o no alguna vez independiente, si la guerra de Sucesión fue de
Secesión, etcétera, me parece irrelevante en este caso.
Ya
he dicho que soy catalán. Tengo además otros defectos. Me gustan, por
ejemplo, los cambios y los conflictos, porque tiendo a creer (con la
misma solidez argumental que los creyentes en Dios, es decir, ninguna)
que pueden comportar mejoras y progreso. Cierto, también pueden
comportar lo contrario. No se sabe hasta que se prueba.
Esa es una razón de mi interés por el referéndum.
La
otra, la importante, está relacionada con la patria y la ciudadanía. En
general, y mientras la emigración no constituya un fenómeno
mayoritario, somos de donde nacimos. Porque sí, sin derecho a elegir.
Como dice Galdós que dijo Cánovas, en referencia consciente o inconsciente a algo que dijo Quevedo,
«es español el que no puede ser otra cosa». Aunque se pueda ser otra
cosa, y se puede largándose a otro sitio y siguiendo ciertos trámites
largos y complejos, resulta dificilísimo dejar de ser español.
El
referéndum consagraría, como dice la propaganda del nacionalismo
catalán, el «derecho a decidir». Eso me gusta. Me gustaría que el
derecho a decidir fuera completo, porque entonces no tendría dudas sobre
mi voto (elijo ser canadiense), pero poder optar entre España y
Cataluña tiene su interés.
Ignoro
aún qué votaría. Dependería de las condiciones objetivas o, para ser
más claro, de lo que ofrecieran unos y otros. Ya he dicho que soy
catalán y por lo tanto pesetero, interesado, gorrón, insolidario y
refractario a la «marca España»; es más, reconozco que cuando se
enfrentan las selecciones de España e Italia, voy con Italia.
En
resumen, un catalán de mierda. Por otra parte, fui educado en la
devoción a la defensa de Madrid (hablo de la Guerra Civil, no del
Bernabéu), escribo casi siempre en lengua castellana y cuando se
enfrentan las selecciones de España y Alemania, voy con España.
Sospecho
que, si me dieran la oportunidad, votaría por España. Porque siento que
la caspa inagotable de ese país es un poco mía, porque siento que su
desgracia es también la mía, porque no me fío de los míos más que de los
otros, porque no es elegante abandonar un barco que zozobra (y menos en
una lancha de fortuna), porque prefiero seguir quejándome y porque,
pudiendo elegir, parece tonto quedarse con lo que uno ya es.
Sospecho
que me convertiría en español por elección, un español mucho más español
que los españoles por casualidad.
Evidentemente,
preferiría que ganara la independencia. Sería la forma más cómoda de
vivir de una puta vez y para siempre en el extranjero." (
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