"Resulta extremadamente complejo definir desde un punto de vista económico el escenario de independencia de Cataluña. (...)
No obstante, resulta más obvio definir los posibles efectos sobre el sistema financiero.
Tras la intensa recomposición del mapa bancario español asociada a la
crisis, quedan tres entidades financieras que conservan el poder de
decisión en Cataluña: Caixabank, Banco Sabadell y Catalunya Banc.
Las
dos primeras son grandes (3ª y 6ª del ranking español) y relativamente
sólidas, mientras que Catalunya Banc es una de las que peores cifras
relativas y ratios presenta en todo el sistema financiero nacional y
depende del FROB. Además, las dos primeras tienen una fuerte presencia
fuera de Cataluña, acentuada tras las recientes adquisiciones. Caixabank
tiene más del 60% de su negocio fuera de Cataluña y cabe esperar que
aumente tras la adquisición del Banco de Valencia.
Banco Sabadell
mantiene aproximadamente el 70% de su negocio fuera de Cataluña, como
consecuencia de las adquisiciones de Herrero, Atlántico, Guipuzcoano y,
recientemente, de la CAM.
Un hecho relevante del sistema financiero catalán, que incluye al
resto de entidades financieras españolas allí presentes, es que el
crédito excede significativamente a los depósitos, en una proporción
mayor que en el resto de España.
A finales del tercer trimestre de 2012,
Cataluña cuenta con el 19,15% de los créditos y el 16,53% de los
depósitos españoles, es decir 2,62 puntos más en el primer caso. Además,
los depósitos sólo suponen el 56% de los créditos en Cataluña,
situándose entre las seis comunidades autónomas con menor
autofinanciación del crédito, sólo tras las que experimentaron
explosiones del crédito inmobiliario en el reciente boom como Murcia,
Canarias, Andalucía, Baleares y Valencia.
Además, la brecha absoluta entre créditos y depósitos en Cataluña es
la más elevada entre todas las comunidades autónomas: 145.688 millones
de euros, en torno al 75% del PIB de Cataluña, que toman de fuentes
distintas a los depósitos catalanes: de los mercados de capitales, de la
emisión de títulos colocados de forma mayorista o minorista, del
recurso al Banco Central Europeo, y también de los depósitos del resto
de España.
En esta situación, el sistema financiero de Cataluña podría
experimentar efectos muy adversos en un escenario de independencia.
En
primer lugar, las entidades financieras catalanas podrían enfrentarse a
un claro menoscabo de su negocio -incluyendo una fuga de depósitos- en
el resto de España, que podría magnificarse en el caso de independencia
unilateral.
El impacto sería muy relevante en las dos primeras entidades
catalanas por su presencia fuera de Cataluña. Y resulta improbable que
fuera contrarrestado por el flujo contrario (desde el resto de entidades
financieras en Cataluña a las entidades catalanas), en un escenario
dominado por la incertidumbre en el que prevalecería la solidez de
Santander y BBVA.
En segundo lugar, y con independencia de lo anterior,
la actual transferencia estructural de fondos hacia Cataluña, a partir
de los depósitos del resto de España, dejaría de ser una fuente estable
de financiación.
Tanto las entidades financieras catalanas como las
restantes españolas deberían reordenar su negocio separando el “catalán”
del “resto” sin transferirse fondos entre ambos. Si no lo hicieran,
serían forzadas a ello por la regulación y por la propia actitud de la
clientela." (DAVID TAGUAS / CARMELO TAJADURA, EL PAIS 14/02/13, en Fundación para la Libertad)
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