26/9/12

Los catalanes se resisten como primogénitos (hereu) a repartir su patrimonio con el resto de hermanos peninsulares. Como los vascos o los alemanes. En cambio, el derecho civil castellano es igualitario, lo que lleva a repartir el patrimonio a partes iguales entre todos los hermanos

"Los catalanes, que son los alemanes o los luteranos de España, se han cansado de pagar con el recorte de sus derechos y sus ingresos el coste del subdesarrollo meridional peninsular. 

También influye la sutil manipulación de las balanzas fiscales interterritoriales, traducida en la demanda de un concierto foral equivalente al vasco-navarro. Es verdad que el modelo de financiación actual viola el principio de ordinalidad, por lo que convendría sustituirlo por un modelo federal como el alemán. 

Pero el déficit fiscal de Cataluña es menor que el de Madrid o Baleares, que no por ello acumulan tanta deuda ni reclaman un concierto foral. 

Lo que ocurre es que, debido a la distinta naturaleza de su derecho sucesorio, los catalanes se resisten como primogénitos a repartir su patrimonio con el resto de hermanos peninsulares, según la lógica de la familia troncal que privilegia al hereu: el mismo tipo de familia que comparten con vascos y navarros o alemanes y suecos. 

En cambio, el derecho civil castellano es igualitario, lo que lleva a repartir el patrimonio a partes iguales entre todos los hermanos: de ahí la preferencia por el café para todos. (...)

¿Y ahora qué? Ha llegado la hora de la claridad. Pero claridad en un doble sentido. Ante todo, para que el catalanismo renuncie a la ambigüedad, formulando con precisión sus demandas.

 ¿Pacto fiscal o independencia? Una cosa u otra, pues son incompatibles y contradictorias. Pero me refiero sobre todo al Pacto de Claridad que haría falta acordar por consenso entre los dos grandes partidos estatales y los dos nacionalistas (PNV y CiU) para abrir una segunda transición que resuelva de una vez por todas la actual deriva autonómica mediante una definitiva reforma constitucional que reconozca y regule el derecho de secesión en la misma línea marcada por la sentencia del Tribunal Supremo de Canadá que resolvió la cuestión de Québec.

 Una sentencia que rechazó el derecho de autodeterminación (al no haber situación colonial que lo justifique) aceptando el de secesión con tres condiciones: que la pregunta a formular en referéndum sea de claridad meridiana, que se logre una mayoría cualificada del censo electoral (majorité élargie) y que de aprobarse abra una negociación para pactar las reparaciones al perjudicado Estado nodriza. 

¿Es imaginable que PSOE y PP tengan la valentía de llegar a un consenso como ese? ¿Está el nacionalismo secesionista en disposición de ganar una consulta así?"             (   El País,  16 SEP 2012)

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