"Los catalanes, que son los alemanes o los luteranos de España, se han
cansado de pagar con el recorte de sus derechos y sus ingresos el coste
del subdesarrollo meridional peninsular.
También influye la sutil manipulación de las balanzas fiscales
interterritoriales, traducida en la demanda de un concierto foral
equivalente al vasco-navarro. Es verdad que el modelo de financiación
actual viola el principio de ordinalidad, por lo que convendría
sustituirlo por un modelo federal como el alemán.
Pero el déficit fiscal
de Cataluña es menor que el de Madrid o Baleares, que no por ello
acumulan tanta deuda ni reclaman un concierto foral.
Lo que ocurre es
que, debido a la distinta naturaleza de su derecho sucesorio, los
catalanes se resisten como primogénitos a repartir su patrimonio con el
resto de hermanos peninsulares, según la lógica de la familia troncal
que privilegia al hereu: el mismo tipo de familia que comparten con
vascos y navarros o alemanes y suecos.
En cambio, el derecho civil
castellano es igualitario, lo que lleva a repartir el patrimonio a
partes iguales entre todos los hermanos: de ahí la preferencia por el
café para todos. (...)
¿Y ahora qué? Ha llegado la hora de la claridad. Pero claridad en un
doble sentido. Ante todo, para que el catalanismo renuncie a la
ambigüedad, formulando con precisión sus demandas.
¿Pacto fiscal o
independencia? Una cosa u otra, pues son incompatibles y
contradictorias. Pero me refiero sobre todo al Pacto de Claridad que
haría falta acordar por consenso entre los dos grandes partidos
estatales y los dos nacionalistas (PNV y CiU) para abrir una segunda
transición que resuelva de una vez por todas la actual deriva autonómica
mediante una definitiva reforma constitucional que reconozca y regule
el derecho de secesión en la misma línea marcada por la sentencia del
Tribunal Supremo de Canadá que resolvió la cuestión de Québec.
Una
sentencia que rechazó el derecho de autodeterminación (al no haber
situación colonial que lo justifique) aceptando el de secesión con tres
condiciones: que la pregunta a formular en referéndum sea de claridad
meridiana, que se logre una mayoría cualificada del censo electoral (majorité élargie)
y que de aprobarse abra una negociación para pactar las reparaciones al
perjudicado Estado nodriza.
¿Es imaginable que PSOE y PP tengan la
valentía de llegar a un consenso como ese? ¿Está el nacionalismo
secesionista en disposición de ganar una consulta así?" (
Enrique Gil Calvo El País, 16 SEP 2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario