"Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional en la UAB, en un artículo publicado este jueves en La Vanguardia:
‘¿Ha habido un giro en el congreso de 
Convergència Democrática celebrado este pasado fin de semana? Parece que
 sí. Ya no se pide más autonomía, o el reconocimiento de la diferencia 
cultural, o una imprecisa soberanía. No. Esta vez se reclama un Estado 
propio.
[...] La más relevante decisión del congreso [de Convergència 
Democràtica de Catalunya] no ha sido esta independencia aplazada sino 
otra cuestión en la que hay unanimidad: la España de las autonomías ya 
no resulta útil y debe reclamarse que Cataluña sea tratada como una excepción respecto a las demás Comunidades,
 especialmente desde el punto de vista fiscal.
 Este será el aspecto más 
conflictivo en los próximos meses y años, irresoluble en el marco 
constitucional de hoy y muy difícilmente solucionable en un marco 
futuro.
[...] Es irresoluble porque supone que las finanzas de la Generalidad
 deben regularse mediante una ley específica que no sea la común a todas
 las demás Comunidades, a excepción del País Vasco y Navarra, es decir, 
la LOFCA.
 La exclusión de Cataluña del sistema general para disfrutar de
 un trato singular y privilegiado resultaría ser contrario al principio de igualdad reconocido en la Constitución y requisito básico de todo Estado federal como el nuestro.
Llegados a este punto debemos preguntarnos si es bueno para todos, 
para los catalanes y para el conjunto de los españoles, mantener la 
incertidumbre sobre esta pugna entre la Generalidad y el Estado. En el 
plano económico, por ejemplo, se crea inseguridad respecto a inversiones
 futuras en Cataluña. 
En el político, el Estado no puede admitir la demanda, entre otras razones, porque la Constitución no lo permite.
 Además, los mismos dirigentes del partido que gobierna la Generalidad 
no creen que pueda tener éxito porque conocen perfectamente sus 
infranqueables límites. 
Y, por último, en el hipotético caso de que se 
consiguiera este trato singular, el partido que gobierna la Generalidad 
[CiU] pasaría a reclamar la independencia de Cataluña, tal como ha 
propuesto en su congreso. Con lo cual sigue el conflicto. Volvemos a 
estar en tiempos parecidos a la reforma del Estatuto.
[...] En el fondo, la cuestión que propone Convergència es la siguiente: hago una propuesta imposible para que no me la admitan con el objetivo de sublevar a los míos
 contra quien la rechaza y así cargarme de razón para formular otra 
propuesta, la que realmente me interesa, pero que hoy es implanteable 
porque quizás la perdería en voto popular. 
Esta parece ser la famosa 
transición nacional, una transición en la que ya empezábamos a estar los
 catalanes desde 1980 cuando en las manifestaciones convergentes se coreaba el lema “Avui paciència, demà independència“.  (...)
Por tanto, quizás ha llegado el momento de saber cuál es la voluntad de 
los catalanes: si constituirse en Estado independiente o integrarse 
definitivamente en España. Si hay que consultar a los catalanes -por 
métodos democráticos y legales, faltaría más- que se haga y pronto, pero
 dejemos de marear la perdiz.
 Esta transición anunciada, que puede durar
 años, no hará otra cosa que impedir las reformas necesarias para 
solucionar la crisis económica. Sepamos, pues, cuanto antes, a qué atenernos.
 No es bueno estar en una transición indefinida. Cuando es estabilidad 
lo que se precisa, las transiciones cuanto más cortas mejor’.         (lavozdebarcelona.com, 29/03/2012)
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