19/3/12

Salvadas las distancias, es como si se deseara premiar a los beneficiarios del appartheid sudafricano y castigar a sus perjudicados

"Salvo ellos mismos, todos hemos visto en la reciente declaración de la Izquierda Abertzale (IA) un paso insuficiente. No basta con repetir la palabra conflicto veinte veces ni invocar la democracia o lo democrático otras veintidós, como si fueran conjuros mágicos que por sí solos transforman la realidad.

 Empezaremos a creer en su buena voluntad, replican los demás partidos, cuando exijan de ETA la entrega de sus armas y la petición de perdón. Pero tampoco basta con eso, qué va. En tal documento sobreabundan ignorancias y pretensiones del todo ilegítimas que no pueden quedar sin denunciar. Son ellas las que explican por qué no dan más pasos adelante. 

Son ideas fosilizadas que han justificado durante décadas el uso de medios mortíferos. Incluso si un día desapareciera la banda asesina, estaremos perdidos como continúen sus ideas. Quiero decir, en definitiva, que esta misma calificacción. (...)

Aquí no estamos ante el paso de un régimen militar a otro constitucional, sino de un régimen democrático acosado por el terrorismo etnicista a la derrota de ese terrorismo por aquel régimen democrático.

Invertido su significado, todo queda patas arriba.(...)

 Salvadas las distancias, es como si se deseara premiar a los beneficiarios del appartheid sudafricano y castigar a sus perjudicados; como si la justicia argentina hubiera exigido a las Madres de Mayo llegar a un acuerdo con las Juntas Militares que hicieron desaparecer a sus hijos.

¿Quién les ha dicho que esa clase de justicia invocada no requiere que haya vencedores ni vencidos? Para «que todo el país salga vencedor», recogiendo la lírica expresión de la IA, es preciso que esta lucha acabe con el triunfo de la razón pública y la derrota de sus contrarios. Una cosa es que a los vencidos se les trate de un modo que facilite la aún lejana reconciliación. (...)

En perfecto paralelismo con esas violencias equivalentes, las víctimas de una y otra parte serán asimismo indistintas, sólo hay que mirarlas «en conjunto», todas merecen idéntico respeto. Víctimas de ETA y del Estado, civiles y policiales, inocentes y culpables: no hagamos distinciones. Que a nadie se le ocurra establecer ninguna «jerarquización ni clasificación» entre ellas.

 La responsabilidad democrática, al parecer, consiste en repartir entre todos las responsabilidades y culpas sólo de algunos. Más todavía, el pueblo sufre (¿personalmente?) como cualquiera de sus miembros y el pueblo vasco «ha sido y sigue siendo también víctima» de la violencia política española y francesa. 

Y si todas las víctimas merecen igual respeto, es porque aquella piadosa IA -que en su día decretó socializar el sufrimiento-ha decidido ahora que todos sus sufrimientos sean asimismo equiparables. No deben buscarse diferencias entre los dolores causados y los sufridos, los injustos y los justos."                   ('La moral abertzale', de AURELIO ARTETA, Blog, Artículos, 18/03/2012)

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