20/3/12

El déficit fiscal de Cataluña en 2009 se habría reducido hasta los 791 millones, que equivalen a solo el 0,41% del PIB. Es decir, que ese año Cataluña apenas hubiera tenido déficit fiscal con la Administración General del Estado. Sin embargo, el superávit comercial catalán persiste

"El debate de quién paga más impuestos y recibe más gasto o inversiones es uno de los que más pasiones levanta y a la vez más crispación suscita. (...)

Los datos que ayer presentó Mas-Colell indican que el déficit fiscal catalán fue del 8,4% del PIB en 2009, equivalente a 16.409 millones de euros, de acuerdo con el método de flujo monetario, que imputa los gastos del Estado en la comunidad donde se realizan.
 Por ejemplo, una estación del AVE en Zaragoza debe computar allí porque genera una actividad comercial en su entorno.

El otro método, el de flujo beneficio, arroja un déficit para ese mismo año de 11.261 millones de euros, que se traduce en un 5,8% del PIB. Este cálculo trata de medir el impacto del sector público en el bienestar de los residentes de un territorio al considerar, por ejemplo, que esa estación del AVE no solo beneficia a Zaragoza, sino que forma parte de una red de alta velocidad que usan ciudadanos de varias comunidades.

Los datos que presentó Mas-Colell, además, están ajustados al ciclo económico, es decir, se han descontado las inversiones que se realizaron en 2009 a través de un fuerte endeudamiento que disparó el déficit de la Administración central del Estado.

Sin descontar ese efecto que supuso la crisis, el déficit fiscal de Cataluña en 2009 se habría reducido hasta los 791 millones, que equivalen a solo el 0,41% del PIB. Es decir, que ese año Cataluña apenas hubiera tenido déficit fiscal con la Administración General del Estado.

Mas-Colell insistió, no obstante, en que el déficit fiscal se ha convertido en un elemento estructural, de modo que los ciudadanos de Cataluña aportan el 19,5% de los ingresos de la Administración central y la Seguridad Social y, en cambio, reciben el 14% del gasto."         (El País, 13/03/2012)

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