"Tener una 'hoja de ruta' es muy aconsejable cuando se 
pretende viajar a alguna parte, pero parece superfluo cuando ya se está 
donde se quiere estar. ¿A dónde vamos a ir los que desde hace décadas 
nos sentimos contentos en un Estado de derecho y constitucional?
 Y sobre
 todo: ¿por qué tenemos que gesticular como si todos tuviésemos que 
emprender un largo y azaroso camino, cuando los únicos que tienen que 
moverse hacia la legalidad son los que hasta ahora la han conculcado? 
Precisamente nosotros -o algunos de nosotros, para no exagerar- hemos 
resistido durante décadas los embates del terrorismo desde aquel viejo 
grito de combate que ya se hizo popular en la dictadura: no nos moverán.
 O sea, no nos moverán de la Constitución y el Estatatuto, no nos 
desplazarán de la España democrática, no nos obligarán a convertirnos en
 enemigos de nuestras instituciones, de nuestras fuerzas de seguridad y 
sobre todo de nuestros conciudadanos, aunque muchos de ellos mantengan 
pacíficamente actitudes políticas distintas a las nuestras.
 Querían 
movernos, derribarnos o hacernos huir, pero en lo esencial no lo han 
conseguido. Es cierto que a algunos les ha costado la vida esta firmeza y
 que otros han preferido emigrar antes que renunciar por miedo a las 
ideas y los valores en los que estaban. Pero ahora son los que no nos 
dejaban estar en paz quienes tienen que recorrer el camino hacia 
nosotros, no al revés.
 Dejemos las 'hojas de ruta' a quienes tienen que 
peregrinar hacia donde los demás les esperamos desde hace tanto, sin 
rencor pero también sin complacencia ni flaqueza.
Lo más asombroso es que se nos diga que entre todos 
tenemos que lograr un 'marco de convivencia'.
 ¿En qué hemos pecado 
contra la santa convivencia los que respetamos y defendemos la 
Constitución y el Estatuto, que son precisamente el reglamento de la 
convivencia en el Estado de Derecho? ¿En qué han pecado contra la 
convivencia las víctimas, sus familiares y quienes han padecido amenazas
 o coacciones terroristas? ¿Qué lecciones de convivencia necesitamos y 
sobre todo de quién vamos ahora a recibirlas?
 Los etarras presos están 
cumpliendo condena precisamente por haber atentado contra la 
convivencia, no por haber querido mejorarla. Si satisfacen 
individualmente los requisitos legales para el acercamiento o para 
aliviar de otro modo el rigor de sus penas, que disfruten en buena hora 
de tales formas de generosidad social. 
Pero no hay que confundir el buen
 comportamiento de quienes se enmiendan con los supuestos méritos de una
 ETA que no se disuelve y sigue orgullosa de su siniestra trayectoria. 
La fidelidad a ETA en las cárceles o fuera de ellas no debe obtener 
ninguna ventaja institucional: porque sería indecente y sin decencia 
pública no hay convivencia que valga."              (Fernando Savater: Los ejes de su carreta ,Diario Vasco, 18/03/2012)
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