‘Aprovechan el pretexto de la crisis para subrayar los gastos de las comunidades, sin querer darse cuenta del superfluo dispendio de los ministerios vacíos de competencias que continúan engordando el organigrama del gobierno central. Un día denuncian las dietas de los diputados autonómicos de Andalucía; otro día el coche oficial del presidente gallego; al día siguiente critican el coste de las televisiones públicas de ámbito autonómico… La estación final de tantas paradas de este tren centralista siempre es aguar las aspiraciones políticas de los catalanes. Y esto no se resolverá hasta que alguien coja el toro por los cuernos y explique que, efectivamente, la multiplicación por 17 de una autonomía como la catalana es insostenible. Porque la premisa principal es errónea: la Rioja, Castilla-León o Extremadura no son iguales que Cataluña. Las primeras son administraciones descentralizadas, la segunda es una nación que busca un encaje político en España. O lo entienden -que no parecen dispuestos a hacerlo- o, al menos a mí, que me desapunten de este Estado cooperativo’. (lavozdebarcelona, 09/04/2009)

  • Silvia |

    Un poco de historia:
    El centralismo es la única razón de desarrollo económico de Cataluña y Vascongadas:

    VASCONGADAS:
    La economía vasca se ha desarrollado gracias a que su único cliente e impulsor ha sido el Estado gracias a contratos para la construcción naval, transporte de mercancías (lana castellana) e industria del hierro, dando como resultado la creación de una importante banca donde de nuevo el principal deudor y cliente fue el Estado.

    CATALUÑA: basó su industrialización burguesa en:
    a)- El proteccionismo arancelario a sus productos y el mercado cautivo del resto durante siglos.
    b)- A los salarios y desprotección socio-laboral del trabajo de los obligados inmigrantes de otras regiones españolas.
    c)- A los precios políticos, de favor, de las materias primas y suministros desde cereales hasta algodón, lana y azúcar, corcho, carbón y minerales
    d)- A la dotación diferencial de infraestructuras públicas hechas con el dinero y el esfuerzo de todos los españoles desde carreteras y ferrocarriles hasta el puerto marítimo con su Zona Franca para abaratar de impuestos y aranceles.

  • RESTO DE ESPAÑA: en el siglo XIX la región más industrializada fue Andalucía siendo pionera en el uso del vapor como fuerza motriz donde se instalaron altos hornos, una industria textil con maquinaria de mayor rendimiento que la catalana e industrias químicas auxiliares. Pero todos esos desarrollos se enfrentaron a un problema básico: el carbón (la única fuente de energía en esa época). Se solicitó del Estado una rebaja aduanera para importar carbón europeo barato, pero las protestas de los industriales del Norte (que utilizaban carbón inglés) y de Juan Prim (para que el textil andaluz no desbancara al catalán), impidieron la concesión. La siderurgia tuvo que cerrar en 1885. Con ello se frenó el intento de construcción de una industria avanzada.

  • CONSECUENCIAS: Las acciones de las elites locales sobre débil Estado centralista tuvieron grandes consecuencias económicas y sociales. Produjo un desarrollo absolutamente desequilibrado donde la prosperidad que la industrialización promovió se concentró en dos zonas (catalana y vasca), que absorbieron el excedente de trabajadores procedentes de la agricultura, despoblando, descapitalizando y desindustrializando el resto de regiones que componían el país para fortalecer el mercado local.
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