"Precisamente de esto trata el documental de Iñaki Arteta. No es otro alegato contra ETA sino contra las actitudes sociales y políticas que han completado la labor de segregación e intimidación comenzada por el terrorismo.
Los protagonistas que cuentan su drama en El infierno vasco lo dejan muy claro: no se habrían ido de su tierra, de su hogar y de su trabajo si hubieran encontrado verdadero apoyo por parte de sus conciudadanos y de las autoridades en lugar de fórmulas reticentes de condolencia.
En muchos casos -clérigos, profesores, ertzainas, empresarios, concejales...- recibieron más amonestaciones por su conducta díscola que solidaridad activa y combativa por parte de quienes tenían la obligación de respaldarles. Pero la tiranía no se refuta compadeciendo a sus víctimas sino derrocando a los tiranos.
Por ejemplo, uno de los empresarios que finalmente tuvo que huir para no pagar resume así su caso: "Me han echado de mi tierra, he padecido dos infartos por su culpa pero no les he dado ni una pela: con mi dinero no se han comprado ni una bala ni se han tomado un solo pintxo". Si todos hubieran obrado así, de ETA sólo quedaría ya la triste memoria.
Pero con esos elogiados empresarios que se avienen a pagar para no marcharse -sufriendo, eso sí, muchísimo, porque nunca se paga a gusto- tenemos terrorismo para rato. En uno de sus iniciativas más valientes y acertadas, Garzón decidió intervenir judicialmente contra ellos porque es cierto que no se debe tratar a las víctimas como a verdugos, pero tampoco considerar simples víctimas a quienes financian para escaquearse a los verdugos de todos. (...)
Contrasta el cortés hastío que rodea a las víctimas actuales de ETA, es decir, a quienes han tenido que huir del País Vasco y a quienes hoy sufren todavía allí opresiones y extorsiones, con el interés que rodea a Roberto Saviano y su interesante libro Gomorra, sobre el que acaba de estrenarse una película más frecuentada que la de Iñaki Arteta. Ni que decir tiene que Saviano es un hombre de lucidez y coraje que merece todo el apoyo que podamos brindarle. (...)
Pero en su nada envidiable y meritorio calvario hay cosas que a Saviano le serán ahorradas. No creo que nadie le diga -al menos en público- que la culpa de sus males es suya, por crispador y bocazas. Y no tendrá que leer en el editorial de un periódico lamentos acerca del número de camorristas presos, como debemos soportar los demás sobre la triste suerte de los mafiosos etarras." (FERNANDO SAVATER: Una temporada en el infierno. El País, ed. Galicia, Opinión, 27/11/2008, p. 27 )
"Y lo que piensan en estos momento muchos empresarios, según testimonios recogidos ayer por ABC, es que ya está bien de que ETA mantenga sus «santuarios» en Francia para recaudar el «impuesto revolucionario», sin que ninguna institución diga nunca que su prioridad va a ser acabar con las tramas de extorsión, y que ya está bien de que sean los empresarios los que paguen con su vida el peaje para que se construyan las infraestructuras necesarias para el desarrollo económico del País Vasco.
«Tengo la convicción de que en general se sabe más o menos perfectamente donde se encuentra escondida esta gente», aseguró ayer a ABC Román Knörr, quien fuera presidente de Confebask, en estos momentos al frente de la Cámara de Comercio de Álava.
Se refería a quienes recaudan el denominado impuesto revolucionario, un chantaje que los empresarios vascos han sufrido incluso durante los periodos en los que teóricamente ETA estaba en tregua. «En la Europa del siglo XXI no puede permitirse que haya santuarios, hay que impulsar la colaboración internacional», afirma Knörr.
El ex presidente de Confebask confiaba y sigue confiando en la determinación de Nicolás Sarkozy de acabar con ETA, pero entiende que puede profundizarse más en la colaboración internacional y en la coordinación de los distintos cuerpos policiales. (Fuente: ABC, 05/12/2008, citada por Fundación para la libertad)
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