“La segunda perversión de la inmersión lingüística es de carácter psicopedagógico… el corolario que se sigue no es otro que el de asentar la importancia capital del lenguaje (materno) para el desarrollo cognitivo, intelectivo del niño y consecuentemente, en la alfabetización de éstos se debe partir del rico bagaje de conocimientos que aporta la lengua para realizar con éxito la mencionada alfabetización. En caso contrario se corren riesgos de estancar el desarrollo cognitivo del educando y, posteriormente, de activar mecanismos de autoprotección psicológica que hacen desinteresar al educando por todo aquello que huele a educación.
Los daños de esta postergación eran expresados por los maestros seguidores de la pedagoga Rosa Sensat en la forma de "barbaridad pedagógica y crueldad psicológica" en los años 60 y 70, para la inmersión castellana que imponía el franquismo y nosotros, en la actualidad, los verificamos al constatar que, entre los efectos negativos de la inmersión en catalán, fundamentalmente en los niños socio culturalmente más desfavorecidos, se encuentra un retraso cognitivo de casi dos años escolares. Consideración ésta que estudios recientes constatan al advertir que el analfabetismo funcional (de casi un 50% de la población escolar que acaba
La tercera perversión de la inmersión es de carácter práctico-sociológico (…) Se trata de ponderar el haber y el debe de la inmersión lingüística (…)
En el plano del haber situamos el componente de obtener hablantes en lengua catalana -finalidad última de la inmersión- si bien, el resultado de este componente no puede ser más magro e insatisfactorio para los diseñadores de las campañas de normalización lingüística, ya que los estudios avalan el estancamiento del catalán como lengua de relación social. (…)
¿por qué motivos sigue imponiéndose a pesar de los negativos resultados y sin contemplar las virtualidades positivas para la lengua catalana de otros métodos más eficaces, por respetuosos con los derechos individuales, como el que representa el de los referentes lingüísticos? (…)
Tal vez, si cierta clase política invirtiera su tiempo en valorar los mecanismos de autoprotección que se generan en niños que no reconocen la cultura alfabetizadora como propia, en vez de atrincherarse en exclusivismos identitarios que esconden el ideal de una nación monolingüe e impiden ver la realidad en sí, otros gallos nos cantarían con relación a la política lingüística y la integración cultural a la que pretende dirigirse.” (JUAN JIMÉNEZ CASTILLO: Inmersión lingüística y exclusión (y II). Diario de Mallorca, 14-AGO-2008)
“En Euskadi, tres personas de cada cuatro nacen en un hogar castellanoparlante y una de cada dos muestra indiferencia, incluso rechazo, hacia el euskera. No dispongo de datos de cuántos lo sienten hacia el castellano. Pero está claro que es fundamental incidir sobre ese nivel y que no es suficiente el voluntarismo, ni confundir nuestros ideologizados deseos con la realidad.” (Gonzalo Larruzea (representante de CC OO en
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