26/5/08

Construir espacios de solidaridad (fraternidad) interindividual es un logro... no valorado (por los ricos)

“… un sistema federal fuertemente comprometido con la equidad en la capacidad de acceso a los servicios públicos. Es verdad que un sistema de este tipo requiere varias cosas. En primer lugar, ciudadanos con identidades duales; esto es, ciudadanos que consideran posible e incluso positivo pertenecer simultáneamente a diferentes comunidades políticas. Ciudadanos que se sienten a gusto siendo al mismo tiempo gallegos y españoles y que entienden que es mejor que algunas cosas se gestionen de forma descentralizada y otras sigan en manos del gobierno central.

No todo el mundo tiene capacidad para asumir esas identidades múltiples. Hay personas que prefieren para sí la unidimensionalidad y la simplicidad. Hay que aceptarlo y comprenderlo. Pero también ellos deben aceptar que existen personas que son capaces de disfrutar de las identidades múltiples sin caer en la esquizofrenia. Y que, además, éstas son mayoritarias en España y Galicia, como lo demuestran de forma reiterada los estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas. El reciente libro de Amartya Sen, Identity and Violence, es una lectura recomendable al respecto.

En segundo lugar, la construcción de espacios de solidaridad (fraternidad) interindividual es un logro del mundo contemporáneo, a veces no es suficientemente valorado. De hecho, en España es algo relativamente reciente: hubo que esperar a la muerte de Franco para poder introducir un sistema fiscal capaz de sostener el Estado del bienestar en el conjunto de España.

Un sistema en el que cada uno paga en función de sus capacidades y todos tenemos los mismos derechos. Sería un retroceso levantar ahora fronteras fiscales regionales para eliminar o limitar esos espacios de solidaridad. El sentimiento de pertenencia a una comunidad política española es lo que soporta la redistribución interterritorial actual. Véanse si no las dificultades para que esos flujos se produzcan en comunidades políticas menos consolidadas como es el caso de la propia Unión Europea.

Aunque sólo sea por una razón instrumental, las fuerzas políticas que respaldan la redistribución y la justicia social deberían reivindicar la existencia de un espacio político común como es España. El reto es construir espacios de fraternidad cada vez más amplios, no cargarse los actuales.” (SANTIAGO LAGO PEÑAS: Los dineros autonómicos. El País, ed. Galicia, Galicia, 24/05/2008, p. 4)

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