19/2/20

Alberto Garzón: "La izquierda ha cometido el error de romantizar los nacionalismos periféricos"

"Alberto Garzón, coordinador federal de Izquierda Unida, presenta ¿Quién vota a la derecha? (Península), un ensayo que aborda cómo el PP, Ciudadanos y Vox seducen a las clases medias y trata de desmontar el tópico de que los conservadores crecen por el apoyo de la clase obrera: en su investigación sostiene que los responsables del auge de los diestros viene de aquellos privilegiados que temen perder su estatus, no del currito medio.(...)

En el libro dices que la crisis ocasionada por el capitalismo y su consecuente desigualdad generan sensación de poca cohesión, de poca solidez, y eso favorece a los partidos como más patriotas o nacionalistas españoles. Hay un auge de la identidad nacional. ¿Va a recuperar alguna vez la izquierda esta idea?

El problema de nuestro país es que durante los últimos 200 años casi todas las victorias políticas han sido victorias de la derecha. La izquierda, los progresistas o los liberales, en función de la época, han ganado muy pocas veces: en el siglo XIX contra el absolutismo en el trienio, en el bienio progresista y en la revolución La Gloriosa. 

Tres escuetas y breves victorias en el siglo XIX y en el siglo XX en la Segunda República y la Transición, hasta cierto punto. El resto han sido victorias de la derecha conservadora, que ha impuesto su propia visión de España. Una noción basada en la idea de una España tradicionalista que bebía del absolutismo, de la religión, de la prohibición, del centralismo; una España que después sintetizó muy bien Menéndez Pelayo: una España que se enfrenta a una antiespaña.

 El enemigo exterior fue sustituido a final del siglo XIX por el enemigo interior: los catalanes, los vascos, los comunistas, los republicanos… esa concepción de España se ha ido inoculando a través de muchas producciones culturales, no sólo hablo de grandes intelectuales, sino del teatro, del cine, de la televisión.

Esa concepción de España es muy reaccionaria y no entiende que España es plurinacional y diversa. Pero en la historia también ha habido otras concepciones del país y han venido de la izquierda. El republicanismo federal y el movimiento obrero han defendido otra concepción de España, pero han perdido las batallas y a veces la guerra y han sido aniquilados. La izquierda no tiene un problema con el concepto de “nación”, el problema es que el proceso de “nacionalización española” ha sido conservador.

 ¿A partir de ahora? Tenemos que ser pragmáticos. En España hay personas que nos sentimos españolas y otras que se sienten vascas o gallegas o catalanas y esto está solapado: no vas a encontrar ninguna forma de compartimentarlo. A través del diálogo hay que construir un Estado que permita la convivencia y la pacificación de esas realidades diversas.

¿Va hacer las paces la izquierda con la bandera de España alguna vez? Es cierto que se ha usado en manifestaciones contra el aborto o contra el colectivo LGTB, ¿esa estela puede limpiarse o hay que empezar de cero con una nueva bandera?

Claro, lo simbólico es político. La bandera rojigualda no generó ningún problema, por ejemplo, al republicanismo federal del siglo XIX. Y la Primera República tuvo la bandera rojigualda y no generó ningún problema. De hecho, la rojigualda fue sustituida por la tricolor para simbolizar un cambio de etapa, y, por cierto, se incorporó el morado para intentar representar a Castilla. 

Independientemente de las causas históricas, está claro que la bandera rojigualda ha sido utilizada de forma partidista por una parte de este país que ha patrimonializado la idea de España y sus símbolos. El problema de nuestra derecha es que es antidemocrática y cree que España es suya y que todo lo demás es AntiEspaña. Entiende que yo soy un traidor, que los catalanes son unos traidores, que los rojos, los republicanos, los comunistas son traidores.

Por eso te insultan con la bandera como si a mí me ofendiera la bandera española. Esto es el resultante de procesos anteriores. Yo no tengo ningún problema con esta bandera ni con ninguna. Es una expresión más. Tenemos que redefinir nuestro país, y eso sólo podría hacerse con una derecha democrática, pero PP y Ciudadanos se han lanzado en los brazos de una derecha radical y, de hecho, son ellos los que han creado a Vox con esa deriva. Pero si en algún momento la derecha democrática española fuera tolerante con una España plurinacional, se aproximaría a la bandera.

Podríamos compartir bandera todos.

Sí, si lo que defiendes es una España más amable, muchos se podrían sentir representados por el símbolo; pero si lo que defiendes es una España reaccionaria que saca banderas españolas contra el diálogo, estás tomando partido.

¿La izquierda ha cometido un error al comprarle al nacionalismo catalán su discurso, cuando ella, per se, tiene vocación internacionalista?

La izquierda que yo defiendo no es nacionalista. No creo que la fractura principal sea qué identidad tenemos en términos culturales, sino en términos materiales: si somos ricos o pobres, si somos clase obrera o capitalista, por simplificar. El problema es que la izquierda española (que nunca triunfó en su intento de nacionalizar el país) se aproximó a los nacionalismos periféricos como forma de luchar contra esa España fuerte y reaccionaria. 

No fue sólo Menéndez Pelayo el que codificó el concepto reaccionario de España, sino que incluso visiones más positivas como la de Ortega y Gasset decían que España era Castilla, que la columna vertebral era Castilla. Y España no es sólo Castilla, ni Madrid: España es muchas más cosas. España es Andalucía, País Vasco, Cataluña, etc. Es verdad que la izquierda ha cometido un error y ha sido romantizar los nacionalismos periféricos, hay una sensación de que son emancipadores: yo no lo pienso, aunque sé notar las diferencias entre un PNV que es nacionalista pero es democrático y un Vox que es nacionalista y antidemocrático.  (...)"                    (Entrevista a Alberto Garzón, Lorena G. Maldonado, El Español, 26/11/19)

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