"(...) Durante unos años, pocos, creí que podía ocurrir algo formidable. El retorno de Josep Tarradellas,
los Ayuntamientos democráticos, una intensa embriaguez de libertad.
¿Y
si resultaba que ser catalán no tenía nada que ver con sentirse oprimido
y estar en el lado correcto de la historia? ¿Y si resultaba que ser
catalán no significaba otra cosa que manejarse con dos lenguas y vivir
la vida como cualquiera?
Las dudas se despejaron enseguida. El 20 de marzo de 1980, la derecha nacionalista de Jordi Pujol
(entonces disfrazado de socialdemócrata) obtuvo una mayoría justita en
el Parlament. Y Pujol fue presidente.
En 1984, los fiscales presentaron
una querella contra Pujol y otros por fraudes y corruptelas cometidos en Banca Catalana.
El 30 de mayo de 1984, Pujol congregó a una masa enfervorecida frente a la Generalitat y proclamó aquello tan famoso: “A partir de ahora, de ética y moral hablaremos nosotros, no ellos”.
Qué hermoso, el “ellos” indeterminado.
Casi simultáneamente, unos
cuantos energúmenos pujolistas agredieron (entre gritos de “matadlo,
matadlo”) al diputado socialista Raimon Obiols. Si les interesa saber
cuándo se jodió el asunto, fue entonces. Mayo de 1984.
Lo demás, hasta hoy, era predecible." (Enric González, El País, 20/10/19)
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