"Tacita a tacita y sin hacer ruido, las grandes empresas y la banca
catalana se centran en diversificar y sacudirse de encima la
denominación de origen de la que hasta hace poco presumían. Las
estrategias que están utilizando para minimizar la inseguridad que
supone el proceso iniciado por Mas son diferentes.
Las hay que estudian cambiarse el afijo -... de Barcelona, ...
Catalán, ... de Cataluña-, y otras que amplían el negocio fuera o lo
abren a socios internacionales porque: "Estamos hartos del desgaste que
implica en cada road show explicar que no somos catalanes" y
"estamos valorando llevarnos la sede operativa fuera de Barcelona".
Y no
es José Manuel Lara, el presidente de Planeta, el que nos lo cuenta
aunque sea el único que se ha atrevido a amenazar públicamente
con trasladar la sede del grupo editorial a Sevilla. Los comentarios
pertenecen al máximo dirigente de una entidad financiera y de una
empresa de apellido netamente catalán, contrarios a dar titulares.
El precedente vasco está muy presente en la forma de aligerar
gradualmente y con discreción el peso del nombre. "Tenemos el
antecedente del Banco de Bilbao y del Banco de Vizcaya, que por un
problema político como era ETA, fueron lavando su imagen poco a poco.
Empezaron por quitar la de: Banco Bilbao y Banco Vizcaya.
Más
tarde el Santander se sumó a la moda que crearon los vascos, en su caso
por seguir la tendencia y por el complejo de los Botín a resultar
paletos cuando se empezaban a extender fuera de España. Los vascos,
gracias también a las fusiones, acabaron convertidos en BBVA, unas
siglas en las que no quedaba ni rastro del origen", explica un
exdirector de los que intervinieron en la transformación de la cultura
corporativa.
Una cosa es transformar el nombre y la imagen y otra distinta,
trasladar la sede fiscal de ciudad. Lo que te convierte en un renegado.
Algo a lo que no se han atrevido nunca ni el Bilbao ni Iberdrola, por
ejemplo. Dos significativas empresas vascas que hubieran podido
justificarlo. El caso catalán es diferente. Están por verse las
consecuencias que tendría que un grupo empresarial trasladara su sede
fiscal, es decir pagar impuestos en otra Autonomía.
"La indefinición
sobre la independencia genera inseguridad jurídica. Las empresas no
quieren invertir en un sitio que no saben si dentro de cinco años estará
fuera de España y cuál será su relación con la UE. La Caixa y el
Sabadell podrían trasladar la sede en caso de consumarse el proceso.
¿Dónde buscarían liquidez cada semana? Todos los banqueros tienen un
miedo atávico -y sensato- a los mercados internacionales. Excepto el
Santander y el BBVA, la banca minorista no triunfa en el extranjero".
La banca catalana, que está basada en las oficinas y la captación de
clientes y depósitos, tiene la mayor parte de su negocio extendido por
toda la península. "Mas del 60% del negocio de la Caixa está fuera de
Cataluña. De hecho es el primer banco en Andalucía, un dato que pesa en
la política de la entidad. Y el Sabadell, además de hacerse con la red
de la CAM y Banco Gallego, acaba de comprar la red del Lloys Bank en
España.
Por business, desde luego, pero ese crecimiento también
fortalece sus posiciones para poder vender que no es una entidad
catalana" afirma un político catalán de uno de los grandes partidos, que
conoce de primera mano el enfado y la preocupación de Isidre Fainé y
Josep Oliú, presidentes de CaixaBank y el Sabadell, respectivamente.
No son los únicos cabreados. "Es altamente probable que las grandes
entidades y empresas catalanas den la batalla para que todo esto se
diluya. El problema no es solo que el país catalán cuando vaya a los
mercados internacionales no encuentre financiación, sino lo eterna que
se les está haciendo la transición. Si Mas les dijera que el proceso de
independencia acaba en 2015, los empresarios se podrían organizar. Pero
la situación está encharcada.
No hay un horizonte de salida en ningún
sentido. No hay un plazo para saber cuándo tendrían un Estado propio,
por el proceso tan torpe y confuso con que se ha iniciado el camino
independentista. Cada paso que da el Govern incorpora más incertidumbre y
la incertidumbre es la peor enemiga de los mercados. Eso es lo que
tiene atenazados y aterrados a los empresarios y banqueros catalanes",
asegura un catedrático de economía.
Agbar -Aigües de Barcelona- es un ejemplo de cómo el proceso político
enreda la situación empresarial. Desde que la multinacional francesa
Suez Environnement se hizo con el control del capital, se han ido
despojando de su ADN.
El equipo directivo se refiere a ella en sus
intervenciones públicas como Aguas, evitando el Barcelona. Y barajan la
posibilidad de trasladar la sede y cambiar la marca. El conflicto que Agbar mantiene con Mas por la privatización de la concesión de Aigües del Llobregat es una muestra de la falta de entendimiento entre el president y las grandes corporaciones.
Otros sectores, como el del cava, tradicionalmente castigado por las
campañas anticatalanas, han sabido rentabilizar la adversidad. "Han
vendido su producción a Extremadura o a Italia para comercializarlo como
prosecco, el espumoso italiano. Algunos empresarios de cava
catalanes han hecho el agosto en Extremadura, a costa del
anticatalanismo.
Quienes estas navidades brindaron con cava extremeño
pensando que boicoteaban al catalán, estaban lejos de imaginar de dónde
provenía el grueso de la producción: del Penedés. Es obvio que ni
Extremadura ni ninguna otra de las comunidades donde se produce cava
tienen capacidad para cubrir la demanda", revela un directivo catalán
próximo al sector.
Pero en ese mundo empresarial hay de todo. Depende de los intereses y
del dinero. Las pequeñas y medianas empresas, las menos
internacionalizadas, muchos de ellos botiguer tradicional,
claves en la historia del tejido empresarial catalán, ven con otros ojos
el proceso soberanista. Los planes independentistas de Artur Mas son
aplaudidos por muchas de las pymes, pero también ha habido ocasiones en
que Fomento del Trabajo ha levantado ampollas porque algunos la acusaban
de organizar actos anticatalanistas.
Hay gustos e interpretaciones para
todo y otras pequeñas y medianas llamaron a boicotear actos de la
patronal contra el independentismo de Mas. "Se han organizado actos
soberanistas para bailarle el agua a Mas, pero no creo que las cosas
estén ahora igual que hace unos meses. Desde luego, las grandes empresas
y las que están en el IBEX 35 temen esta deriva como la peor bicha que
podría corroerles.
Y se preguntan por qué en vez de dedicarse a
despertar estas guerras, los gobiernos, el central y el de Barcelona, no
se emplean más en luchar de verdad contra la crisis, a dar la cara y
solucionar lo que de verdad necesitan los ciudadanos", sentencia con
irritación un miembro de un servicio de Estudios de una corporación
catalana, que maneja día sí y día también, datos sobre el aumento de la
pobreza en nuestro país." (Huffington Post,15/05/2013, Pilar Portero y Ana Cañil, Periodistas, Tu2is.es)
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