"(...) Al inicio de la Transición, Cataluña encaraba la llegada de la
globalización primero, y la digitalización después, como el gran foco de
actividad del país. Sin embargo, la sociedad catalana no ha sabido
explotar su privilegiada posición y con el paso de los años fue
perdiendo relevancia hasta quedar relegada por Madrid. El ‘sorpasso’
definitivo se produjo con el estallido de la crisis y el ‘procés’ ha
ampliado la distancia entre las dos regiones.
Esta distancia creciente
tiene su reflejo en los flujos de población hacia las dos comunidades. A
finales de los noventa ambas recibían algo más de 20.000 inmigrantes
procedentes del resto de España. A partir del cambio de siglo la
distancia entre las dos regiones empezó a crecer hasta el punto de que
en 2018 Madrid absorbió 41.500 habitantes más que Cataluña.
Zaragoza
ciudad es probablemente el mejor ejemplo del declive de Cataluña en
beneficio de Madrid. La capital aragonesa está bien comunicada con las
dos regiones y se encuentra en un punto casi intermedio entre Madrid y
Barcelona. La población zaragozana se desplazó de forma masiva hacia
Cataluña durante la mayor parte del siglo XX, atraídos por la pujanza de
la industria de la zona.
Sin embargo, en los últimos años la tendencia
comenzó a revertirse y en 2018, por primera vez en la historia, hubo más
desplazamientos a Madrid que a Cataluña. En concreto, 2.020 zaragozanos
cambiaron su residencia a Madrid, el máximo histórico, por las 1.975
que fueron a Cataluña, el mínimo en casi 20 años.
Cataluña
no ha sido capaz de mantener el pulso a Madrid como referencia
económica de España y mucho menos con los problemas políticos y sociales
surgidos por el auge del independentismo. La comunidad ha ido perdiendo
peso en el PIB nacional desde los años setenta, lo que significa que su
crecimiento ha sido inferior al del conjunto de España. Por el
contrario, Madrid ha liderado las estadísticas de actividad, y si hace
medio siglo tenía una participación en el PIB nacional siete puntos
inferior a Cataluña, en 2019 va camino de confirmar el ‘sorpasso’
superando el 19% del PIB nacional.
El cambio definitivo se ha producido a raíz del estallido del ‘procés’, que no solo ha afectado a los flujos de población, sino también a los indicadores económicos.
“Aunque Cataluña sigue teniendo un saldo neto positivo con el resto de
España, se está quedando atrás respecto a Madrid”, explica Miguel
González-Leonardo, demógrafo investigador del Centre d’Estudis
Demogràfics. (...)
Hasta mediados de 2017 Cataluña registró más creación de empresas que
Madrid, llegando a concentrar el 21,5% de todas las sociedades
mercantiles registradas.
(...) duró hasta el verano previo al 1-O. El buen ritmo logrado hasta ese
momento se frenó en seco: se congeló la creación de empresas en
Cataluña. Esto coincidió, además, con un gran crecimiento del número de
nuevas empresas en Madrid, lo que indica una transferencia de actividad
de una región a la otra. En apenas un año, Cataluña pasó de sus mejores
registros históricos a los peores.
Pero el
impacto del ‘procés’ sobre los flujos de población hacia Cataluña va más
allá de los problemas económicos, lo que evidenciaría un cierto rechazo
social a emigrar a la comunidad. El saldo de Cataluña con el resto de
España entre 2008 y 2018 ha sido levemente positivo: apenas ha ganado
1.708 personas. Sin embargo, la región ha creado en este periodo el
15,7% de los nuevos empleos de alta tecnología de España. Esto significa
que Cataluña debería haber captado más población en relación a la
situación de su mercado laboral, pero no lo ha hecho.
Pero el mejor ejemplo de la distancia creciente entre Madrid y
Barcelona es el flujo de población entre las dos provincias.
Tradicionalmente Barcelona captaba más población de Madrid, con un saldo
positivo que llegó a superar los 1.000 habitantes al año al inicio de
los dos mil. Sin embargo, en los últimos años se han cambiado las tornas
y Madrid ha adelantado a Barcelona, marcando su récord histórico en
2018 con 703 llegadas más que salidas con Barcelona.
Es normal que
se haya producido esta diferencia, ya que Madrid concentra el 36,2% del
empleo de alta tecnología de España, frente al 22,6% que tiene toda
Cataluña. Esto significa que las oportunidades para los jóvenes con alta
formación son más abundantes en Madrid.
Además, también explica que la calidad de la inmigración madrileña sea
superior. Más del 63% de los jóvenes nacidos en España que se
desplazaron a Madrid entre 2013 y 2017 tenía titulación universitaria,
mientras que el porcentaje de Cataluña era inferior al 48%. O lo que es
lo mismo: más de la mitad de los españoles inmigrantes de Cataluña
carece de estudios superiores.
La globalización, ahora acelerada con la revolución tecnológica, cambió
las reglas del juego a partir de los noventa. Es una obviedad, pero es
la realidad. Madrid y Barcelona ya no compiten entre ellas, sino que
están inmersas en una carrera global. Y esto es importante, porque la
pequeña burguesía con sus pequeñas empresas ya no son el motor de
crecimiento, sino que han sido desplazadas por las grandes
multinacionales.
La inversión local es importante, pero la diferencia la marcan los
flujos de inversión internacional, y es ahí donde está fracasando
Cataluña. La región, que durante los noventa captaba más del 25% de la
inversión productiva en España (IED excluidas las ETVE, entidades de
tenencia de valores extranjeros), ha perdido peso de forma drástica en
los dos últimos años. En 2018 apenas captó el 6,2% de la inversión
extranjera directa hacia España, el peor dato de toda la serie
histórica. Por el contrario, Madrid logró el 85,3% del total, una
absoluta monopolización de los flujos internacionales.
La consecuencia de esta brecha creciente entre
Madrid y Barcelona es que mientras la primera se está convirtiendo en
una metrópolis, la segunda no supera la fase de gran ciudad. Este cambio
de estatus es clave, ya que para atraer a la población de otras grandes
ciudades es necesario subir un peldaño. Valencia ciudad es uno de los
mejores ejemplos, ya que las salidas hacia Madrid y Barcelona fueron muy
similares hasta el estallido de la crisis económica.
A
partir de ese momento, el flujo hacia Barcelona se redujo a menos de la
mitad, mientras que el de Madrid se mantuvo cerca de sus máximos
históricos. Esto ha provocado que la brecha se haya ampliado hasta el
punto de que Madrid no solo ha adelantado a Barcelona, sino que casi
recibe al doble de valencianos. Una situación similar ocurre con
Sevilla: Madrid atrae a más del triple de población que Barcelona.
Estos dos casos son importantes porque alguien que sale de una ciudad
con más de medio millón de habitantes es porque tiene ambición por lograr una carrera profesional
que su ciudad no le puede ofrecer. Se trata de personas con un elevado
capital humano, lo que permite un rápido desarrollo a las regiones
atractoras. (...)
El ‘efecto capital’ se ha consolidado también en otros países europeos
que tienen su núcleo político centralizado, como es el caso de Francia o
Reino Unido. Sin embargo, Barcelona ha sufrido un retroceso respecto a
Madrid que no solo se explica por el ‘efecto capital’. (...)" (
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